Como mantenerse en equilibrio frente a los reveses de la vida.

En una aldea había un anciano muy pobre, pero hasta los reyes envidiaban porque poseía un hermoso caballo blanco. Los reyes le ofrecieron cantidades fabulosas por el caballo pero el hombre decía: «Para mí, él no es un caballo, es una persona. ¿Y cómo se puede vender a una persona, a un amigo?». Era un hombre pobre pero nunca vendió su caballo.

Una mañana descubrió que el caballo ya no estaba en el establo. Todo el pueblo se reunió diciendo: «Viejo estúpido. Sabíamos que algún día le robarían su caballo. Hubiera sido mejor que lo vendieras. ¡Qué desgracia!».

-«No vayáis tan lejos»-dijo el viejo-» Simplemente decid que el caballo no estaba en el establo. Este es el hecho, todo lo demás es vuestro juicio. Si es una desgracia o una suerte, yo no lo sé, porque esto apenas es un fragmento. ¿Quién sabe lo que va a suceder mañana?».

La gente se rió del viejo. Ellos siempre habían sabido que estaba un poco loco. Pero después de 15 días, una noche el caballo regresó. No había sido robado, se había escapado. Y no solo eso sino que trajo consigo una docena de caballos salvajes. De nuevo se reunió la gente diciendo: «Tenías razón, viejo. No fue una desgracia sino una verdadera suerte.»
-«De nuevo estáis yendo demasiado lejos»-dijo el viejo-Decid solo que el caballo ha vuelto… ¿quien sabe si es una suerte o no? Es sólo un fragmento. Estáis leyendo apenas una palabra en una oración. ¿Cómo podéis juzgar el libro entero?».

Esta vez la gente no pudo decir mucho más, pero por dentro sabían que estaba equivocado. Habían llegado doce caballos hermosos…..

El viejo tenía un hijo que comenzó a entrenar a los caballos. Una semana más tarde se cayó de un caballo y se rompió las dos piernas.

La gente volvió a reunirse y a juzgar: «De nuevo tuviste razón -dijeron-. Era una desgracia. Tu único hijo ha perdido el uso de sus piernas y a tu edad el era tu único sostén. Ahora estás más pobre que nunca.


-«Estáis obsesionados con juzgar»-dijo el viejo. «No vayáis tan lejos, sólo decid que mi hijo se ha roto las dos piernas. Nadie sabe si es una desgracia o una fortuna. La vida viene en fragmentos y nunca se nos da más que esto”.

Sucedió que pocas semanas después el país entró en guerra y todos los jóvenes del pueblo eran llevados por la fuerza al ejército. Sólo se salvó el hijo del viejo porque estaba lisiado. El pueblo entero lloraba y se quejaba porque era una guerra perdida de antemano y sabían que la mayoría de los jóvenes no volverían.
-«Tenías razón viejo era una fortuna. Aunque tullido, tu hijo aún está contigo. Los nuestros se han ido para siempre».
-«Seguís juzgando- dijo el viejo. Nadie sabe. Sólo decid que vuestros hijos han sido obligados a unirse al ejército y que mi hijo no ha sido obligado. Solo Dios sabe si es una desgracia o una suerte que así suceda».

Uno de los temas más importante en desarrollo personal: no juzgues o jamás serás uno con el todo. Te quedarás obsesionado con fragmentos, sacarás conclusiones de pequeñas cosas. Una vez que juzgas, has dejado de crecer.

“La comprensión y aceptación son dos temas que  surgen de esta fábula. ¿Cómo mantenerse equilibrado frente a los reveses de la vida, y cambiar lo que se pueda mejorar?

Este cuento nos lleva a la importancia de discernir entre los HECHOS y las SUPOSICIONES que hacemos sobre ellos. Son esas inferencias las que provocan nuestra reacción, nos hacen juzgar como bueno o malo, favorable o inadecuado, nos provocan emociones agradables o adversas.

“Este es el hecho, todo lo demás es vuestro juicio.” Es la frase que repite el anciano una y otra vez.. Cuando se aprende a ver los hechos desde la justa perspectiva, uno queda abierto lo que sucede en lugar de reaccionar en una sola dirección.

A continuación hay una serie de preguntas que ayudan:

  1. ¿Soy capaz de saber cuándo estoy interpretando hechos que me pasan?
  2. ¿Soy capaz de identificar qué información influye en mis interpretaciones?
  3. ¿Soy capaz de darme cuenta cuándo me estoy poniendo furioso?
  4. ¿Soy capaz de darme cuenta cuándo me comunico en forma incongruente?

“Concédeme, serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar aquellas que puedo
y sabiduría para reconocer la diferencia.”

Un ejemplo gráfico y divertido donde las suposiciones cambian el rumbo del día:

 

Sé feliz!

Anna Beusam

5 creencias que te mantienen atrapado

A un rey le obsequiaron dos pichones de halcón. Este, los entregó inmediatamente al maestro de cetrería para que los entrenara. Después de varios meses, el instructor le comunicó al rey que uno de los halcones estaba bien educado, pero no sabía qué le pasaba al otro. Desde que había llegado al palacio, no se había movido de la rama, incluso había que llevarle el alimento.

El rey mandó llamar a sanadores y curanderos pero ninguno pudo lograr que el ave volara. Desesperado, hizo público un edicto en el que proclamaba una recompensa para aquel que hiciera volar al halcón. A la mañana siguiente, el rey vio al ave volando en sus jardines.

– Traedme al autor de este milagro. Ante el rey apareció un campesino. El rey le preguntó:
– ¿Cómo lograste que el halcón volara? ¿Acaso eres mago?
– No, fue muy difícil – explicó sonriendo el hombre. – Tan solo corté la rama. En ese momento al ave no le quedó otra alternativa que echar a volar.

Esta fábula nos enseña que a veces es necesario quedarse en la rama para recuperar fuerzas, pero si nos quedamos en la zona de confort durante mucho tiempo, nunca sabremos cuán lejos habríamos sido capaces de llegar. Por eso, la invitación es expandir cada vez más nuestra zona de confort.

Crecemos al expandir la zona de confort

En los programas para re-inventarse, de desarrollo personal y profesional que ofrecemos en Barcelona, nos hemos dado cuenta de que, lo queramos o no, la capacidad para abandonar de manera consciente nuestra zona de confort y atrevernos a descubrir nuevos horizontes o perseguir nuestros sueños es lo que nos hace diferentes a los demás, es lo que nos permite tener nuevas experiencias que enriquezcan nuestra vida. Lamentablemente, la mayoría de las personas prefieren quedarse en su zona de conocida, ese espacio en el que se sienten más o menos a gusto y al seguro aburrimiento repetitivo.

Para comprender de que se trata esta la zona,  puedes imaginar dos círculos concéntricos, uno pequeño dentro de uno mayor, pero que no se tocan en ningún punto. El círculo pequeño representa todas las cosas a las que estamos acostumbrados, nuestros hábitos y rutinas, los sitios que solemos visitar y las personas que frecuentamos. Es nuestra zona conocida por tanto de confort.

A primera vista, todo puede parecer genial, pero lo cierto es que mantenerse dentro de ese círculo no es una garantía de felicidad ni te asegurará que al final de tu vida no tendrás arrepentimientos. En realidad, mantenerse en la zona de confort te limita porque no te permite descubrir nada nuevo. De esta forma, es posible que mueras un poco cada día. De hecho, recuerda que la vida comienza donde termina tu zona de confort.

Sin embargo, existe un círculo mucho más grande, compuesto por las cosas que no conoces, por tus sueños, los desconocidos, los lugares nuevos. Es el círculo del aprendizaje. De hecho, solo crecemos cuando somos capaces de dar el salto a ese círculo, de manera que nuestro pequeño círculo (el de confort) se amplíe cada vez más.

A muchas personas dar ese salto les asusta demasiado, porque no saben qué encontrarán en ese otro círculo, de manera que ponen en práctica un mecanismo de autosabotaje, para mantenerse en su zona de confort y no verse obligadas a salir.

 

Las 5 mentiras que nos contamos para no salir de la zona de confort pueden ser (alguna o todas a la vez):

1. “No tengo por qué hacerlo”

Es cierto, no hay nadie que te empuje fuera de tu zona de confort, no es obligatorio que salgas, pero si te quedas dentro, no crecerás. Recuerda que no creces simplemente porque pasen los años, sino por los retos que enfrentas. Cuando piensas en un proyecto que representa un gran desafío y de repente tu voz interior te dice que no tienes por qué hacerlo, en realidad lo que estás expresando es una resistencia al cambio, porque una parte de ti desea que te mantengas dentro de los límites de lo conocido. Sin embargo, cuando vuelvas a pensar que no tienes motivos para emprender algo nuevo, recuerda que el simple hecho de crecer y descubrir, son razones más que suficientes.

2. “No es el momento adecuado”

En muy pocas ocasiones se dan las condiciones perfectas para emprender algo, pero ir en pos de un sueño significa luchar contra viento y marea, creando las condiciones a lo largo del camino. Cuando te dices a ti mismo que no es el momento adecuado, está hablando el miedo, probablemente un intenso miedo al fracaso que te inocularon desde la infancia. Por supuesto, no se trata de lanzarse a la aventura sin valorar los pros y los contras pero si queremos lograr realmente algo en la vida, debemos ser conscientes de que no podemos quedarnos parados, necesitamos ir dando pequeños pasos. Y mientras antes comencemos a andar, mejor.

3. “Comenzaré cuando…”

Se trata de una de las excusas más comunes para quedarnos a salvo en nuestra zona de confort. En la práctica, es el autoengaño perfecto porque no estamos renunciando al sueño o el proyecto que tenemos en mente, sino tan solo aplazándolo, hasta que se produzca determinada situación. El problema es que esta excusa nos lleva directamente a la procrastinación, por lo que es probable que cuando la condición que demandamos se cumpla, pongamos otra, y luego otra más. De esta forma logramos mantener viva la esperanza pero, a la vez, no tenemos que esforzarnos para hacer ese sueño realidad. Por eso, aunque no estén todas las condiciones creadas, simplemente ve dando pequeños pasos.

4. “No es para mí”

Básicamente, detrás de esta frase se esconde la idea de que no somos lo suficientemente buenos o capaces. Se trata de la excusa perfecta para las personas inseguras y que tienen una baja autoestima. También es una excusa que utilizan las personas que tienen miedo del mundo y se cierran a las nuevas experiencias. En todo caso, no podrás saber si una cosa realmente te gusta o no hasta que no la pruebes. De hecho, es probable que en más de una ocasión hayas pensado que algo no estaba hecho para ti pero después de probarlo, has llegado a amarlo o incluso te has aficionado. Por tanto, no te cierres nunca a las nuevas experiencias ni te limites como persona. Permítete disfrutar en el camino.

5. “No sé cómo hacerlo”

Las cosas nuevas pueden atemorizar, por eso una de las excusas que inventamos para permanecer en nuestra zona de confort consiste en decirnos que no sabemos cómo enfrentar el reto. Podemos pensar que no tenemos las habilidades necesarias o que nunca las podremos desarrollar. Sin embargo, recuerda que cuando tienes un “qué”, los “cómos” llegan solos. Es cierto que para emprender determinados proyectos se requiere una preparación pero eso no implica que no puedas hacerlo, tan solo significa que te llevará más tiempo o que necesitarás a una persona que te ayude. Ninguna destreza surge de la nada, todas esconden en su base mucha pasión y esfuerzo.

 

Como colofón, ten siempre en mente lo que decía Nelson Mandela:

“Imposible es todo aquello que no se intenta”.

 

Invitación :

¿Qué seria lo más valioso que pudieras obtener si sueltas estas creencias que te mantienen atrapado y te permites ir un poco más allá?

 

Sé feliz!

Anna Beusam

Identifica tu estilo.

Desde el amor podemos asegurar que la asertividad es la habilidad social que nos permite expresar nuestros sentimientos, nuestras opiniones y defender nuestros derechos respetando los ajenos.
Las personas tenemos intereses y distintas formas de ver el mundo, por lo cual el conflicto está a la orden del día, en tales circunstancias, la asertividad se muestra como la habilidad clave para gestionar y prevenir conflictos desde el amor. Sin convertirnos en evitativos y crear bombas.
En una situación de conflicto existen tres tipos de reacciones.
  1. Algunos optan por una comunicación pasiva, dejándose llevar por los demás, evitando el conflicto. 2.- Otros se tornan agresivos mostrando posturas egoístas y autoritarias ganándose el rechazo de los demás.
  2. Por último están  las personas asertivas que están seguras de quienes son y de su valor, que respetan la opinión de los demás pero no se dejan arrastrar por los demás, que expresan sus gustos e intereses de forma espontánea, que no temen decir que no cuando es necesario, que reclaman sus derechos, entienden que tienen derecho a cometer errores, a aceptar cumplidos, a discrepar abiertamente, a ser diferentes y tratan a los demás con educación y respeto.
La forma de interaccionar con los demás puede convertirse en una fuente considerable de estrés en la vida.
La asertividad es una destreza adquirida o aprendida, no un rasgo de la personalidad, por tanto, el entrenamiento asertivo permite reducir ese estrés, y nos hace sentir más satisfechos porque mediante esta forma de comunicación efectiva nos hace capaces de expresar nuestras opiniones y sentimientos.
Es importante saber lo que queremos y en qué cosas no podemos ceder y en cuales podríamos negociar, ya que de esta manera es más difícil que otros nos manipulen o presionen.
La autoestima fuerte y sana fomenta la asertividad y a su vez, en cada ocasión en que se práctica la asertividad se aumenta más la autoestima.
Los 8 pasos que facilitan la asertividad son:
  • Identifica tu estilo básico. ¿Eres agresivo, pasivo o asertivo?
  • Valórate. Identifica tus valores y cualidades. No pidas disculpas siempre, hazlo sólo cuando sea necesario.
  • Identifica las situaciones en las que quieres ser más asertivo.
  • Describe las situaciones problemáticas. Analiza las situaciones en términos de quién, cuando, qué y cómo interviene en esa escena.
  • Identifica los pensamientos negativos y el objetivo que quieres conseguir.
  • Escribe un guión para el cambio de conducta. Es un plan escrito para afrontar la conducta de forma asertiva. Aquí se intenta poner por escrito las situaciones problema y clarificar lo que queremos conseguir.
  • Enuncia tus argumentos con corrección y firmeza. A este respecto a la hora de expresarte, mantén erguido tu cuerpo, fijando la vista en el otro. Habla de forma clara, audible y firme, dando énfasis a las palabras
  • Admitamos nuestros errores y equivocaciones. Seremos más estimados y queridos.
  • Aprende a identificar y evitar las manipulaciones de los demás. Las demás personas de forma consciente o inconsciente a veces utilizan estratagemas para manipular, haciéndote sentir culpable, evadiéndose de la conversación o victimizándose.

 

PRACTICAR LA ASERTIVIDAD, es elegir desde el amor propio.
Te propongo no confundir el ser pasivo ante un conflicto, con amor.
Elegir con asertividad me ofrece amor propio, libertad y no me somete a otros.

¡Te mando un cálido abrazo lleno de energía y entusiasmo!

Anna Beusam

Cuando la adversidad llama a tu puerta.

En esta ocasión, os dejamos una fábula que trata sobre cómo nos enfrentamos ante las adversidades que tocan nuestra puerta a diario. Según esta fábula, podemos ser zanahoria, huevo o café. ¿Y tú?, ¿Cuál de los tres eres?  

Un día, una hija se acercó a su madre  y  empezó a lamentarse sobre lo difícil que se le estaban tornando las cosas en su vida. No sabía qué hacer para seguir adelante y estaba pensando en echar la toalla con todo. Decía que estaba cansada de luchar porque cuando pensaba que tenía controlado un problema y le había dado solución, aparecía uno nuevo.

Su madre, cocinera de un restaurante, sin darle ninguna respuesta, la llevó a su lugar de trabajo. Estando en la cocina del restaurante, llenó tres ollas con agua y las colocó sobre el fuego. En una colocó zanahorias, en otra puso huevos y en la tercera introdujo granos de café. Encendió el fuego a su máxima potencia y las dejó hervir.

La hija esperó, no entendía nada…” le vengo a contar las lamentaciones a mi madre para que me de la solución, y en lugar de eso, me trae a su cocina y pone a hervir zanahorias, huevos y café….”. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un plato. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en una taza.

Mirando a su hija le dijo: “Hija, ¿Qué ves?”; La hija con cara de asombro respondió “Zanahorias, huevos y café”.

La madre la hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias, ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y le quitara la cáscara, ahí apareció el huevo duro. Por último, le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.

 Ya más relajada, la hija preguntó: – “¿Qué significa esto, mama?” Le explicó que los tres elementos se habían enfrentado a la misma adversidad: agua hirviendo, pero cada uno había reaccionado de forma diferente:
  • La zanahoria llegó al agua sintiéndose fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo, se había vuelto débil, fácil de deshacer.
  • El huevo había llegado al agua mostrando fragilidad, la cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido.
  • Los granos de café, sin embargo consiguieron lo que los otros dos no habían conseguido: después de estar en agua hirviendo, lejos de cambiar su estado, habían cambiado el agua.

“¿Cuál eres tú, hija?, Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿Cómo respondes?”, le preguntó a su hija. 

  1. ¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero cuando la adversidad y el dolor te tocan, te muestras débil y pierdes tu fortaleza?
  2. ¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable, poseías un espíritu fluido, pero después de una pérdida, una crisis, o un problema te has vuelto duro y fuerte?
  3. O ¿eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviendo,  que representa el elemento que le causa dolor, en lugar de sufrir, de cambiar por la fuerza, cuando el agua llega al punto de ebullición, el café alcanza su mejor sabor.

Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas en forma positiva, sin dejarte vencer y haces que las cosas a tu alrededor mejoren, que ante la adversidad exista siempre una luz que ilumina tu camino y el de las personas que te rodea. Esparces con tu fuerza y positivismo un “dulce aroma”.

A veces las desgracias nos hunden , nos merman las fuerzas y nos convierten en  “zanahorias”. Otras veces, cuando ya hemos sufrido mucho, creamos una muralla cuya función es la de protegernos y aislarnos del exterior, convirtiéndonos así en huevos; pero esto tiene el handicap de que por estar aislado te puedes perder muchas otras cosas buenas que te ofrece la vida, siendo el miedo quien se apodere de ti. Lo ideal a la hora de afrontar los retos de la vida es enfrentarte y ser capaz de ver lo bueno de lo malo y que de ese análisis salga un cambio positivo que nos enseñe a evolucionar, que nos eleve la autoestima y la autoconfianza para que te sientas capaz de cambiar el entorno y superar la adversidad.

Parece ser que lo ideal es ser como el café. ¿A vosotros qué os sugiere esta fábula?

“La vida está diseñada para ser una historia de logros a pesar de la adversidad, porque en ausencia de la adversidad, los logros no podrían existir”Jin Rohn

Invitación Especial

Si al leer esto te sientes identificado/a y creés que estos principios pueden ayuarte, te invitamos a realizar nuestro

Programa – Entrenamiento Intensivo: PROGRAMA RE-INVENTARSE, encuentra tu camino y sube al siguiente nivel.

Uno de los objetivos del Programa es ayudarte a implementar estos principios en tu vida cotidiana y en diferentes ámitos (familia, trabajo, personal). Por medio de nuestra metodología (encuentros presenciales, actividades de aprendizaje y un mentor coach) trabajamos sobre las emociones, conversaciones y acciones y pareja e hijos para que logres un cambio tranformacional que te permitirá tener «Mejores Vínculos y Mayores Resultados en la Familia y el Trabajo.

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La misión de re-inventarse. com es divulgar inspiración, conocimientos y claves prácticas de desarrollo personal y profesional para que las personas puedan disfrutar de vidas más plenas y significativas. Trabajamos en esta misión a través de este proyecto RE-INVENTARSE.

 

Anna Beusam es Coach Personal, coach ejecutiva, de equipos  y Formadora. Lleva más de 25 años formando y ayudando a las personas a crearse una vida extraordinaria consiguiendo sus metas y sobretodo amante de la vida y de los seres humanos. Con pasión, humor y energía, Anna te ayuda a replantearte tus creencias limitantes y te reta a salir de tu zona de confort para actuar y conseguir lo que deseas.Te anima a la acción para que compruebes que es posible ir mas allá, mas lejos, a que te atrevas a soñar en grande, a que lo consigas. Vive y trabaja para iluminar y hacer brillar la grandeza de las personas. Impulsa tu potencial.

 

Tengo algunas mentiras para descubrir

A menudo, hablando con algún Coachee sobre cómo mejorar su autoestima, me doy cuenta de la cantidad de creencias equivocadas que tenemos al respecto.

Ideas de lo que es y lo que sirve para mejorarla que no tienen nada que ver con la realidad.

Lo peor suele ser que la persona que me lo cuenta, al pensar así, sin darse cuenta se está saboteando a sí misma. Es decir, quiere mejorar su autoestima, pero sin darse cuenta lo que está haciendo la empeora. Supongo que alguna vez a mí también me pasó.

Por eso, para que, quien quiera mejorar su autoestima deje de dar palos de ciego por  creer cosas que no son ciertas, en este post he querido reunir las doce mentiras más habituales sobre la autoestima.

Porque, para bien o para mal, el concepto que tenemos de nosotros mismos lo es todo. Nos condiciona a la hora de creernos capaces o no de alcanzar un objetivo y también en el momento de afrontar los obstáculos que nos encontremos.

1. Las personas con una buena autoestima no piden ayuda.

¡Ja! Lo cierto es que las personas con una buena autoestima no tienen problema para pedir ayuda. Lo hacen porque saben que el hecho de pedir ayuda es señal de su fortaleza, nunca de su fragilidad.

Del mismo modo que las personas con una buena autoestima pueden ser buenas personas y parecerlo. Porque no tienen miedo a parecer tontas y porque no necesitan parecer muy espabiladas para valorarse ante los demás.

2. La autoestima se puede tener alta en un área y baja en otra. Por ejemplo, tener una buena autoestima en el deporte y mala en las relaciones personales.

En mi opinión, no es así. Una cosa es que en un área tú reconozcas tus fortalezas y tus capacidades, por ejemplo en los deportes. Pero tu autoestima es algo diferente, es la imagen que tienes de ti como persona, lo capaz que te sientes, lo que te valoras, lo que confías en ti, lo que te esfuerzas… Y precisamente porque se refiere a ti como la persona completa que eres, no varía de un área a otra.

Si sabes lo que vales, si sabes a dónde puedes llegar, si sabes que estás preparado, si te sientes capaz y motivado para esforzarte y para conseguir tus objetivos, da igual el área de tu vida en la que estés pensando.

3. Exigirte y castigarte cuando haces algo mal mejora tu autoestima.

No, no era así cuando éramos pequeños y sigue sin serlo ahora. A nadie le hace sentir mejor que le castiguen cuando comete un error. Y tampoco funciona si el castigo te lo impones tú.

Los errores no son para castigarnos por ellos. En cambio, si sabes mirarlos de la forma adecuada, te dan mucha información. Las personas con una autoestima sana miran sus errores a la cara, para aprender de ellos y para saber lo que no quieren volver a hacer. Y no se machacan porque saben que eso no les ayudaría a mejorar, sino todo lo contrario.

4. Tu autoestima depende de lo que los demás opinen de ti.

Falso. En todo caso depende de lo que tú crees que los demás opinan de ti. Y lo curioso es que la mayoría de las veces, a no ser que les hayas preguntado, no coincide. Vamos, que me valoro lo que creo que los demás me valoran, y no lo que en realidad me valoran.

Además de que el que se infravalora tiende a creerse más los comentarios negativos que escucha de sí mismo, mientras que el que se valora se cree más los positivos. Es decir, ambos alimentan su propia creencia.

Pero, sobre todo, que el que necesita buscar el reconocimiento de los demás para valorarse no puede tener una buena autoestima. Porque lo que digan los demás nunca tendrá el poder de cambiar lo que eres tú. Ni para bien, ni para mal.

5. Las personas con una buena autoestima son perfectas.

No, no son perfectas. Meten la pata, tienen días malos, lloran, se enfadan… La diferencia es que eso no afecta a la imagen positiva que tienen de sí mismas porque saben y aceptan que no todo es (ni va a ser nunca) color de rosa.

De hecho, un indicativo bastante claro de que una persona necesita mejorar su autoestima es que siga pretendiendo ser perfecta. Dado que ser perfecto es un imposible, sólo cuando dejas de querer ser perfecta puedes empezar quererte a ti misma como eres. Con tus  luces y tus sombras. Aceptando lo que te gusta y lo que no. Porque sólo desde esa aceptación podrás empezar a actuar para mejorarlo.

6. Una persona con autoestima es humilde y no dice lo que hace bien ni lo que le gusta de sí misma.

Aiiig!, ¡dichosa humildad mal entendida! Decir lo que vales, reconocer tus méritos o dar la imagen de gustarte a ti mismo no tiene nada que ver con una falta de humildad.

Humildad no significa quitarte valor. Humildad más bien es aceptar tus áreas de mejora, reconocerlas ante los demás y no mostrarte ni sentirte superior a otros.

7. Las personas tóxicas impiden que mejores tu autoestima.

No exactamente. Más bien lo que pasa es que una persona con una baja autoestima tiende a rodearse de personas que no la tratan bien. Porque de alguna forma los demás nos tratan como nos tratamos a nosotros mismos.

Es decir, si tú no te valoras, buscarás a alguien que no te valore. Si te desprecias, buscarás a alguien que te desprecie. Si te maltratas, buscarás a alguien que te maltrate. Ni siquiera es necesario que seas consciente de este automaltrato, de hecho la mayoría de las veces no lo somos.

Así que las personas tóxicas pueden ser a la vez causa, señal y consecuencia de alguien con una baja autoestima, pero nunca son un obstáculo para mejorarla.

8. Para quererte tú, primero tienes que querer a los demás.

Al revés, para querer de una forma sana y ecológica a los demás, primero tienes que quererte tú. Si tú no te quieres, no puedes querer a otros.

El problema es que hay quien busca en los demás el camino para reforzar el concepto que tiene de sí mismo. Y no, no está ahí. No son los demás los que tienen que hacernos felices, ni tampoco nosotros a ellos.

Nadie podrá darte lo que no te estés dando tú… Cuando te das cuenta de eso dejas de necesitar que los demás te hagan feliz. Y así es como también dejas de pretender hacer felices a los demás.

9. A más grandes éxitos coseches, mejor será tu autoestima.

No, tu autoestima crece con los pequeños logros de cada día, Cada vez que lo intentas, incluso aunque falles… Cada vez que te superas, cada vez que haces algo sencillo a lo que antes no te atrevías, cada vez que estableces un compromiso contigo mismo y lo cumples…

Se lo repito muchas veces a mi nieta que, con casi tres años, ya se ha dejado embaucar por eso de ser el primero. “He ganado, he ganado”, le oigo gritar.

Nos equivocamos cuando le decimos a un niño que tiene que ganar, porque le estamos enseñando a que su autoestima dependa de algo nunca dependerá por completo de él. Estamos haciendo que necesite ganar para sentirse bien, que viva empeñado en ser el primero, y que se frustre y se sienta incompetente si eso no pasa.

Y no, para que tu autoestima sea sana necesita basarse en tu capacidad de superación, de aprender y de hacerlo mejor cada día. No mejor que nadie, sino mejor que lo que lo hiciste tú mismo la última vez. Así es como te volverás imparable, mucho más que si sólo te preocupas por ganar al de enfrente.

Así que, como le digo siempre a mi nieta, “esfuérzate por hacerlo mejor que ayer, mucho más que por hacerlo mejor que el otro”.

10. Las personas fuertes, autoritarias y dominantes tienen una buena autoestima.

Esto es una idea muy extendida, que las personas con carácter y avasalladoras, esas que parecen tenerlo todo muy claro y que se llevan a quien haga falta por delante, son así porque están muy seguras de sí mismas.

Ya he comentado, que esto no suele ser cierto. Que muchas personas usan la agresividad, el ataque y la culpa como un bálsamo para su sentimiento de inferioridad. Es decir, se muestran superiores para esconder ante los demás y ante sí mismas que en realidad se sienten inferiores.

11. Las personas con una autoestima baja deberían ponerse metas bajas.

Pues no, por dos razones. Primero, porque las personas con una autoestima baja se ponen metas bajas no porque no sean capaces de conseguir algo mejor, sino porque no se creen capaces. Es decir, sus metas no tienen nada que ver con su capacidad, sino con lo que ellos creen de su capacidad. Y así es como se ponen metas por debajo de sus posibilidades…

Y, segundo, porque en las metas normalitas, las que se pone la mayoría de la gente, hay más competencia que en las metas altas, y eso hace que, paradójicamente, sea más difícil alcanzar las metas normalitas. Por eso mismo hay más personas pidiendo trabajo de cajeros que de jefes de supermercado.

12. Tu autoestima es la que es y no puede cambiar.

Sí que puede cambiar. Hay personas con una autoestima medianamente buena a las que un día les pasa algo que hace que dejen de confiar en sí mismas (si hubiera sido del todo buena no les habría pasado eso).

Lo mismo que hay personas con una baja autoestima, como lo era yo, que deciden aprender a creer en sí mismas, a quererse y a darse valor. Y que lo consiguen.

Y no es que unos puedan y otros no. En realidad, que logres mejorar tu autoestima depende de tu actitud hacia ti y hacia tus circunstancias, mucho más que de las cualidades que tengas o de lo que te pase.

Es decir, casi todo depende más de que crea que puedo lograrlo… Por eso, si empiezo a abrir la mente, veré que no hay más límites que los que yo me ponga.

¿Qué me dices? ¿Cuál de estas mentiras te habías creído tú? Espero que me lo cuentes en los comentarios aquí debajo :-).