El cuento de la vaca.

 

El cuento de la Vaca, es un cuento que todos deberíamos aprendernos.

Un maestro y su discípulo pasaron la noche en la casa de una humilde familia campesina, quienes a pesar de sus pocos recursos supieron ser unos muy buenos anfitriones.

A la mañana siguiente, después del desayuno, cuando los visitantes se aprestaban a despedirse, el maestro le preguntó al jefe del hogar cómo les estaba yendo, y éste le respondió que aunque no eran ricos, él, su esposa y sus dos hijos, no habían perecido de hambre gracias a una vaca que tenían. La leche que producía la vendían en el pueblo junto con la mantequilla y el queso que también preparaban, y con el dinero que recibían podían comprar las demás cosas que les eran necesarias.

Al despedirse de la familia y yendo por el camino el maestro le dijo al discípulo:

– ¿Te has fijado en lo descuidada que está la casa, lo mal vestidos que están los niños, cómo la hierba ha crecido y el campo está sin labrarse? Ahora mira esa vaca, es el único sostenimiento que tienen. Tómala y tírala por el precipicio.

– ¡Pero maestro! No, por Dios, cómo vamos a hacerle eso, si esa vaca…
– No discutas, ve y haz lo que te dicho.
Pasaron algunos años y un día el nuevo maestro pasó por el mismo lugar. Sólo que esta vez notó que en lugar de la casucha fea y vieja ahora había una vivienda grande y muy bonita, con varios autos estacionados afuera.
Los campos estaban sembrados y había muchos animales en los corrales. Se sintió peor que en todos los años anteriores cuando recordaba que él había matado la única vaca de esos campesinos. Temiendo lo peor tocó a la puerta para preguntar si sabían algo de los antiguos dueños.
La sorpresa fue grande cuando la misma familia lo recibió. No lo podía creer. ¿Qué había pasado?

– Verá, cuando se murió nuestra vaca mi esposa y yo decidimos buscar otros ingresos.
Yo me puse a cultivar la tierra y mi esposa a coser para la gente del pueblo. Hoy en día ella es la dueña de una próspera fábrica de ropa y yo he hecho de esta tierra una moderna y productiva hacienda con animales y maquinaria.
Mis hijos fueron a la universidad, se casaron y hoy nos están visitando con nuestros nietos. ¡Dios nos ha bendecido! Después de la visita de ustedes, comenzamos a prosperar. Y todo se inició con la muerte de la vaca.

Y la pregunta crucial aquí es, ¿cual es tu vaca?
En algunos casos la vaca puede ser un trabajo estable, que nos da seguridad, pero nos impide realizarnos, en otros casos, nuestra vaca puede ser un comercio, que aunque esté en crisis, sigue dándonos de comer, y también en otros casos la vaca es una profesión o titulación. Puedes ser electricista y no encontrar trabajo, o puedes ser arquitecto, o biólogo… Y entonces ¿qué hacer? Esperar a que por arte de magia aparezca trabajo o empujar la vaca….¿no?

Podemos conformarnos con sobrevivir, con malvivir, con vivir…. o puedes empujar la vaca y decidirnos a IR A POR TODAS!!! Desde el Coaching trabajo con personas que han decidio empujar su vaca. El cambio es posible. Una nueva vida, donde te encuentres a gusto, es posible. ¡Es posible para tí también! ¿Te ayudo? Escríbeme

Claro que genera ansiedad. Pero tampoco te digo que renuncies ahora mismo a tu empleo!!! Lo que no podemos permitir es aparcar nuestros sueños hasta que tengamos el dinero suficiente como poder empezar a vivirlos…… porque el arrepentimiento del futuro puede pesar toneladas!!!

¿Qué hacer? Pues planificar, simultanear, buscar fórmulas para ir dando los pasos necesarios hacia nuestra meta, y así poco a poco, ir dependiendo menos de nuestra vaca!!

 

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¡Te mando un cálido abrazo lleno de energía y entusiasmo!

Anna Beusam

 

 

Anna Beusam es Coach Personal y Formadora. Lleva más de 25 años formando y ayudando a las personas a crearse una vida extraordinaria consiguiendo sus metas y sobretodo amante de la vida y de los seres humanos. Con pasión, humor y energía, Anna te ayuda a replantearte tus creencias limitantes y te reta a salir de tu zona de confort para actuar y conseguir lo que deseas.Te anima a la acción para que compruebes que es posible ir mas allá, mas lejos, a que te atrevas a soñar en grande, a que lo consigas. Vive y trabaja para iluminar y hacer brillar la grandeza de las personas.

Líderes.

Hay personas que transforman el sol en una simple mancha amarilla, pero hay también quien hace de una simple mancha amarilla el propio sol.

Pablo Picasso.

Una se va encontrando este tipo de líderes en el día a día.

En el trabajo. Entre los amigos. En los círculos sociales.

No son famosos. Son héroes desconocidos.

La mayoría no llegarán a alcanzar esa marca personal tan reconocida socialmente.
Pero son, en cualquier caso, grandes líderes provocadores de transformación.
Son exploradores de nuevas ideas. Son personas cuya mente está en continuo estado de viaje, de camino a re-inventarse.

Según mis observaciones, todos ellos, sean grandes transformadores de la historia muy conocidos o pequeños héroes cotidianos, tienen por lo menos un elemento que les caracterizan, que les unen.

Se D I V I E R T E N

  • Con todo lo que hacen…
  • El tiempo pasa rápidamente para ellos. No se aburren nada.
  • Están conectados con sus ideas y proyectos. Son disfrutones de lo que hacen.
  • Fluyen con sus proyectos.
  • A veces, no se distingue el proyecto en el que están envueltos de su propia marca personal.
  • Son rebeldes y contra-culturales. Les divierte.
  • Son científicos a la vez que humanista. Les divierte.
  • Son locos a la vez que sensatos. Les divierte.
  • Son artistas a la vez que trabajadores de la rutina. les divierte.
  • Son hippys a la vez que usan la corbata cuando es necesario. Les divierte.
  • Son uno y lo otro porque les gusta pensar diferente, no porque no tengan criterio. Les divierte.

Han elegido ser HÉROES COTIDIANOS. Son ellos los que T R A N S F O R M A N el mundo

Y tu, ¿Cómo te ¨diviertes¨?

Mil gracias por inspirarme con la pintura de este sol Xavier Miró Puig.

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¡Te mando un cálido abrazo lleno de energía y entusiasmo!

Anna Beusam

Un libro recomendado: Fluir

 

“Fluir. Una psicología de la felicidad”

de Mihaly Csikszentmihalyi. Editorial Kairós


De apellido complicado de pronunciar, (en la contraportada se recomienda pronunciarlo como Cis-zen-mijáli) este profesor y decano del departamento de psicología de la Universidad de Chicago, escribió, en los 90, la obra que os presento aquí y que se convirtió en muy poco tiempo en uno de esos aclamados libros que, traducido a 9 idiomas, puso en pie una nueva forma de entender la felicidad , no basada en un puro hedonismo, sino en el estado de asumir la consciencia de un reto.


Viene de la gran pregunta: ¿Qué es lo que hace felices a las personas?, ¿Qué hace que la vida sea una experiencia que merece la pena ser vivida?.

Y para el autor, ese sentido de la felicidad se encuentra en esos “estados de experiencia óptima” en los que te sientes inmerso en un inmenso gozo creativo, sumido en una concentración activa y en un estado de absorción centrado o centrada en lo que estás haciendo en ese preciso instante en el que todo fluye. Ahí tenemos la clave del título del libro que te recomiendo leer. Fluír.

Es verdad que todos sabemos a que se refiere Mihaly cuando nos habla de ese fluir, pero lo que no sabemos es como sostenerlo en el tiempo y, precisamente, de eso “va el libro”; Se nos explica como el fluir “puede ser controlado, provocado incluso; cómo uno puede ajustar sus energías y sus habilidades a los retos concretos de la vida”.

Dividido en 10 capítulos que conforman las cerca de 450 páginas, comienza el autor haciendo una revisión del concepto de felicidad y dejando ya plasmada una gran realidad y es que “a pesar del inmenso conocimiento científico que podemos citar a voluntad, las personas a menudo acaban sintiendo que han malgastado su vida y que sus años han transcurrido entre la ansiedad y el aburrimiento”

Es, además, en tiempos de cambios y crisis como los que vivimos, cuando esto se hace más patente, pues “crecemos creyendo que lo que más cuenta en nuestras vidas es lo que va a ocurrir en el futuro” y dejamos transcurrir el presente en el que habitamos, haciendo juegos mentales entre el pasado y ese futuro que no termina de llegar nunca.

Tras un segundo capítulo en el que el autor lleva a cabo una “anatomía de la conciencia”, se entra en el “meollo de la cuestión” que es comenzar a aprender donde están las claves para entrar en ese estado de serena felicidad que es la experiencia óptima de fluir. El flujo en las actividades que llevamos a cabo.

Y es que como señala Csikszentmihalyi (recuerda la pronunciación que señalaba al principio) “No es fácil transformar la experiencia ordinaria en flujo, pero casi todos podemos mejorar nuestras capacidades de hacerlo”

En definitiva, un manual de fácil y profunda lectura para hacernos ver que hay una excelente manera de pasar por la vida asentados en la felicidad y eso es fluyendo.

 

Te facilito un enlace por si de deseas comprarlo Aqui 

 

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Anna Beusam


 

Anna Beusam es Coach Personal y Formadora. Lleva más de 25 años formando y ayudando a las personas a crearse una vida extraordinaria consiguiendo sus metas y sobretodo amante de la vida y de los seres humanos. Con pasión, humor y energía, Anna te ayuda a replantearte tus creencias limitantes y te reta a salir de tu zona de confort para actuar y conseguir lo que deseas.Te anima a la acción para que compruebes que es posible ir mas allá, mas lejos, a que te atrevas a soñar en grande, a que lo consigas. Vive y trabaja para iluminar y hacer brillar la grandeza de las personas.

¿Crees que te falta algo para ser feliz?

Hasta que no te reconcilies con lo que eres, nunca estarás contento con lo que tienes.

-Doris Mortman

¿No has pensado muchas veces que te faltan muchas cosas para ser feliz, que nunca conseguirás sentirte bien y a gusto con lo que tienes en la vida? Muchas personas se pasan la vida luchando por mejorar, por tener una vida mejor, por atesorar más cosas y, sin embargo, por mucho que luchan y por muchas cosas que consiguen, siguen teniendo la sensación de que aún no es suficiente, que les falta algo importante para ser felices. ¿Qué puede ser ese algo que les falta?

Cuando intentamos pensar en la solución a esa pregunta, solemos pensar en cosas materiales. Un mejor trabajo, un sueldo más alto, un coche con más caballos, una televisión con más pulgadas… El problema es que todas esas cosas nos proporcionan una sensación de felicidad temporal. Nos hacen sentir mejor durante unas horas o unos días, pero si falta algo en nuestro interior, si nos sentimos mal con nosotros mismos, no habrá ninguna cosa en el mundo que pueda arreglarlo.

El problema para esa insatisfacción esta dentro de nosotros mismos. Como dice la cita de hoy “Hasta que no te reconcilies con lo que eres, nunca estarás contento con lo que tienes”. Debemos aceptarnos a nosotros mismos, con todas nuestras virtudes y cualidades y también con nuestros fallos. Cuando consigamos estar contentos con nosotros mismos y querernos tal y como somos, sentiremos una plenitud y una sensación de felicidad que no puede darnos ningún coche ni televisión nueva.

Por desgracia, en lugar de querernos y aceptarnos, solemos fijarnos en nuestras características negativas. Nos sentimos mal por ellas, nos torturamos por no ser más altos, más fuertes, más delgados, más listos, más jóvenes o más guapos. No nos damos cuenta de que ese conjunto de características positivas y negativas que forma nuestra persona es maravilloso porque es único e irrepetible y que, seamos como seamos, somos perfectos.

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¡Te mando un  cálido abrazo lleno de energía y entusiasmo!

Anna Beusam

La alegría del caminar.

 

Constantemente caminamos, pero con frecuencia se trata más de un correr. Nuestros apresura­dos pasos imprimen sobre la tierra ansiedad y pesar. Si podemos dar un paso en paz, podemos dar dos, tres, cuatro y después cinco pasos por la paz y la felicidad de la humanidad y de la Tierra.

 

En la meditación caminando, caminamos tan sólo por disfrutar caminando. Caminar sin llegar, esta es la técnica. Hay una palabra en sánscrito, apranihita. Significa sin deseo, sin finalidad. La idea es que no ponemos nada frente a nosotros y corremos tras ello. Cuando practicamos la me­ditación caminando, lo hacemos con este espíritu. Disfrutamos del caminar, sin ninguna finali­dad o destino particular. Nuestro caminar no es un medio para conseguir un fin. Caminamos por el placer de caminar.

 

Nuestra mente tiende a lanzarse de una cosa a otra, como un mono que salta de una rama a otra sin detenerse a descansar. Los pensamientos tienen millones de caminos y nos arrastran al mundo del olvido. Si podemos transformar nuestra senda en un campo para la meditación, nuestros pies darán cada paso con plena consciencia. Nuestra respiración estará en armonía con nuestros pasos y nuestra mente se relajará fácilmente de forma natural. Cada paso que demos reforzará nuestra paz y alegría dando lugar a una tranquila corriente de energía que fluirá a través de nosotros.

 

Se puede practicar la meditación caminando siempre que tengas que andar, aunque solo se trate desde el coche hasta el trabajo o desde la cocina al salón. Siempre que andes hacia algún sitio, deja un tiempo suficiente para practicar; si tardas tres minutos, date ocho o diez. Yo siempre que voy de compras me doy una hora extra para poder practicar allí la meditación . A los amigos les digo que necesito el tiempo. La meditación caminando es como comer. Con cada paso alimentamos nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Cuando caminamos con pesar y ansiedad, es como una espe­cie de comida basura. El alimento de la meditación caminando debe ser de alta calidad. Se trata solo de caminar despacio y disfrutar de un banquete de paz.

 

A.J. Muste dijo, ‘No hay un camino hacia la paz, la paz es el camino’. Caminar en plena consciencia nos trae la paz y la alegría, y hace nuestra vida real. ¿Porqué andar con prisas? Nuestro destino final no será otro que el cementerio. ¿Porqué no caminar en la dirección de la vida, disfrutando la paz en cada momento y a cada paso? No hay que esforzarse. Disfruta cada paso que das. Cada paso te trae al hogar del aquí y ahora. Este es tu verdadero hogar, porque únicamente en este momento, en este lugar, puede ser posible la vida. Ya hemos llegado.

 

La Tierra es nuestra madre. Cuando nos alejamos durante mucho tiempo de la madre natura­leza, enfermamos. Cada paso que damos en la meditación caminando nos permite entrar en contacto con nuestra madre, y así poder estar bien de nuevo. Mucho daño se ha hecho a la ma­dre tierra de modo que es tiempo de besar la Tierra con nuestros pies y sanar a nuestra madre.

 

Algunos de nosotros puede que no podamos caminar. Cuando practicamos la meditación cami­nando en nuestros retiros, cada persona que no puede andar elige alguien que está practi­cando la meditación caminando para mirarle y hacerse uno con él, siguiendo sus pasos con consciencia plena. De este modo, da pasos serenos y pacíficos junto con su compañero, aun cuando él o ella misma no puedan caminar.

 

Los que tenemos dos piernas no debemos olvidar estar agradecidos. Caminamos por nosotros mismos y caminamos por aquellos que no pueden caminar. Caminamos por todos los seres vivos, pasados, presentes y futuros.

 

PRACTICA

 

Cuando se comienza la práctica de la meditación caminando, puede que te sientas desequili­brado, como un niño que da sus primeros pasos. Sigue tu respiración, vive con consciencia plena en tus pasos, y pronto encontrarás tu equilibrio. Visualiza un tigre caminando lentamente y verás que tus pasos se hacen tan majestuosos como los suyos.

 

Quizás te gustaría comenzar la práctica de la meditación caminando por la mañana, dejando que la energía del aire puro matinal entre en ti. Tus movimientos se harán más suaves y tu mente más alerta. A lo largo de todo el día, verás que tienes una mayor consciencia de tus ac­ciones. Cuando tomas decisiones después de la meditación caminando verás que tienes más calma y más claridad, y dispones de una mayor comprensión y compasión. Con cada paso que des, todos los seres, cercanos y lejanos, se beneficiarán.

 

Cuando camines, pon atención a cada paso que des. Camina lentamente. Sin prisas. Cada paso te lleva al mejor momento de tu vida. En la meditación caminando, practicamos ser conscientes del número de pasos que damos con cada respiración. Nota cada respiración y cuantos pasos das en cada inspiración y en cada espiración. En la meditación caminando adaptamos nuestros pasos a nuestra respiración y no al contrario. Cuando inspires, da dos o tres pasos, dependiendo de la capacidad de tus pulmones. Si tus pulmones quieren dos pasos en la inspiración, da exactamente dos pasos. Si te sientes mejor dando tres pasos, da los tres pasos. Cuando espires, escucha también tus pulmones. Percibe cuantos pasos quieren tus pulmones al espirar.

 

Generalmente la inspiración es más corta que la espiración. Así que podrías comenzar tu práctica con dos pasos para la inspiración y tres para la espiración: 2-3; 2-3; 2-3. O, 3-4; 3-4; 3-4. Tras unos minutos nuestra respiración se hará, de forma natural, más lenta y relajada. Si sientes la necesidad de dar un paso más en la inspiración date la oportunidad de disfrutarlo. Siempre que sientas la necesidad de dar un paso más con la espiración, hazlo también. Cada paso debe ser un disfrute.

 

No intentes controlar tu respiración. Deja a tus pulmones tanto tiempo y aire como necesiten y simplemente cuenta los pasos que necesitas dar mientras se llenan tus pulmones y los que nece­sitas también para vaciarlos, manteniendo una consciencia plena, tanto de tus pasos como de tu respiración. La conexión es contar.

 

Cuando se camina cuesta arriba o cuesta abajo, el número de pasos por respiración cambiará. Sigue siempre la necesidad de tus pulmones. Obsérvalos con profundidad. No olvides la práctica del sonreír. Una media sonrisa traerá calma y deleite a tus pasos y a tu respiración, al tiempo que ayuda a mantener la atención. Después de practicar media o una hora verás que la respiración, el recuento, los pasos y tu media sonrisa se juntan fácilmente. Tras un tiempo de práctica verás que la inspiración y la espiración se van igualando en longitud. Los pulmones estarán más sanos y la sangre circulará mejor. Tu forma de respirar se habrá transformado.

 

Podemos practicar la meditación caminando contando pasos o usando palabras. Si el ritmo de nuestra respiración es, por ejemplo, de 3-3, podemos decir interiormente, ‘flor de-loto florece, flor de-loto florece’ o ‘el planeta verde, el planeta verde’ conforme vamos andando. Si nuestro ritmo respiratorio es de 2-3 podríamos decir, ‘flor de-loto. Flor de-loto florece’. Si estamos dando cinco inspiraciones y cinco espiraciones, podríamos decir: ‘caminando sobre el planeta verde. Caminando sobre el planeta verde’. O ‘caminando sobre el planeta verde. Estoy cami­nando sobre el planeta verde’ para 5-6.

 

No nos limitamos a decir las palabras. Sino que visualizamos las flores abriéndose bajo nuestros pies. Nos hacemos uno con nuestro planeta verde. Usa tu creatividad y sabiduría para crear tus propias frases. Aquí hay algunas de las que escribí:

 

La paz está en cada paso.

El brillante sol rojo es mi corazón.

Cada flor sonríe conmigo.

Cuan verde y fresco todo lo-que crece.

Qué fresco sopla el viento.

La paz es cada paso.

 

Cada día caminas a alguna parte, de modo que añadir la meditación caminando a tu vida no te tomará un tiempo adicional ni requerirá que vayas a un lugar diferente. Elige un lugar, (una escalera, un camino, o la distancia entre un árbol y otro) para hacer meditación caminando todos los días. Cualquier trayecto sirve para practicar la meditación caminando.

 

“Caminar en plena consciencia nos trae la paz y la alegría, y hace nuestra vida real…. Cada día caminas a alguna parte, de modo que añadir la meditación caminando a tu vida no te tomará un tiempo adicional ni requerirá que vayas a un lugar diferente.”

 

Thich Nhat Hanh

Muchas gracias, caminante alegre!

Un abrazo, Anna