¿Buena suerte, mala suerte? ¿Quién lo sabe?

Una historia china habla de un anciano labrador que tenía un viejo caballo para cultivar sus campos. Un día, el caballo escapó a las montañas. Cuando los vecinos del anciano labrador se acercaban para condolerse con él y lamentar su mala suerte, el labrador les replicó:

“¿Mala suerte? ¿Buena suerte? … ¿Quién sabe?”.

Una semana después, el caballo volvió de las montañas trayendo consigo una manda de caballos. Entonces los vecinos felicitaron al labrador por su buena suerte. Éste les respondió:

“¿Buena suerte? ¿Mala suerte? … ¿Quién sabe?”.

Cuando el hijo del labrador intentó domar uno de aquellos caballos salvajes, cayo y se rompió una pierna. Todo el mundo consideró esto como una desgracia. No así el labrador, quien se limitó a decir:

“¿Mala suerte? ¿Buena suerte? … ¿Quién sabe?”.

Una semana más tarde, el ejército entró en el poblado, y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota, le dejaron tranquilo. ¿Había sido buena suerte? ¿Mala suerte? … ¿Quién sabe?.

Todo lo que a primera vista parece un contratiempo puede ser un disfraz del bien. Y lo que parece bueno a primera vista puede ser realmente dañoso. Así pues, será postura sabia que dejemos al tiempo decidir lo que es buena suerte y mala suerte, agradeciendo lo bueno que nos traiga.

AUTOR: Anthony de Mello.

LIBRO: Sadhana, un camino de oración.

 

Cinco libros para el 2.014

 

El estas fiestas, suele ser un buen momento para leer, siempre que nuestras obligaciones personales o familiares nos lo permitan. A continuación vamos a sugerir cinco libros, clásicos y altamente recomendados, alguno de los cuales han sido de inspiración en artículos de este blog. Por supuesto que cualquier selección siempre abandona otros igualmente muy interesantes. Solo es una propuesta y si alguna persona sugiere algún otro, será un placer leerlo en los comentarios. Iremos creando una bibliografía conjunta.

 Viktor Frankl
 «El hombre en busca de sentido”

Comenzamos con uno de los libros que más me han influido en la psicología en las últimas décadas y de los que habitualmente recomiendo. Frankl, médico psiquiatra judío, estuvo prisionero en varios campos de exterminio, entre ellos Auswitch, durante la II Guerra Mundial. Según Frankl, la última de las libertades consiste en decidir nuestra actitud personal con la que afrontamos la vida. Dice “el hombre, en última instancia, se determina a sí mismo”.
He leído otras publicaciones suyas, como “Ante el vacío existencial” o “Logoterapia y análisis existencial”, pero indudablemente su libro capital es el anterior y además, escrito con un lenguaje muy asequible y cercano. Es un regalo leerlo, aunque aviso a navegantes: además de inspirador es también estremecedor. La dureza de aquellos momentos no nos deja indiferentes, aunque nos aporte la capacidad de relativizar nuestros problemas.

Erich Fromm
”¿Tener o ser?”

Fromm es uno de mis filósofos preferidos, capaz de ser muy divulgativo, algo que no siempre sucede con todos los filósofos. He señalado este libro porque es el que más me gusta, junto con el clásico de “El Arte de Amar” (amar es una decisión, dice). En el “Tener o Ser” asegura que la esencia del ser humano está en el ser, que no en tener más y más cosas. Ayuda mucho a reflexionar sobre las dinámicas sociales en las que nos adentramos y que nos alejan muchas veces del camino de la felicidad.
De este autor también es muy recomendable su libro “El miedo a la libertad”, bajo la hipótesis que las personas no siempre queremos sentirnos libres para escoger lo que queremos hacer con nuestras vidas. De alguna manera, es como si buscáramos causa externas para justificar lo que no nos atrevemos o, lo que es peor, ni tan siquiera nos cuestionamos lo que nos viene impuesto. Se escribe en 1941 pero es trasladable a muchos comportamientos actuales. O si no, ¿cuántas personas se enfrentan al vértigo de salirse de lo establecido?

 Mihalyi Csikszentmihalyi
 «Fluir”

Hemos hablado ya de él. Su investigación es una revolución en el concepto de la felicidad, ya que no habla de comportamientos, sino de acciones que nos derivan estados de flujo, es decir, momentos en los que nos sentimos realizados y en donde el tiempo pasa sin darnos cuenta. Es un trabajo riguroso, profundo y que ayuda a entender cómo se conforma el compromiso en la tarea, en lo que creemos o nos gusta. Existe de este libro, además, una versión más reducida para aquellos que quieran una lectura “exprés”.

Martin Seligman
 «La auténtica felicidad”

El gran maestro actual de los estudios sobre la felicidad y con el que comenzamos este blog. Una de las conclusiones de Seligman de la que todavía no hemos hablado es la relación de las principales virtudes que tienen en común más de doscientos códigos éticos y morales: sabiduría-conocimiento, valor, amor, justicia, templanza y espiritualidad-trascendencia. Su libro está lleno de investigaciones y conclusiones y ha sido fuente de inspiración para muchos trabajos posteriores sobre el optimismo o la calidad de vida emocional.

Daniel Goleman
 «Inteligencia emocional”

El gran mérito de Goleman es haber dado a las emociones el protagonismo que se merecen en el mundo de las organizaciones después varios siglos de destierro. Ha escrito varios libros, pero éste es su gran punto de arranque. “Inteligencia emocional” se apoya en una detallada búsqueda de información, lo que hace que sea un texto riguroso, aunque no de ligera lectura. Posterior a este libro, hay otros que siguen indagando en la materia, pero si tuviera que destacar uno, diría el de la “Salud Emocional”, bastante menos conocido. Es una transcripción de conversaciones de diversos científicos occidentales con el Dalai Lama. Muy interesante el contraste de Oriente con nuestro mundo.

En otro post seguiremos sugiriendo más lecturas. Aprovecho para desear unas felices fiestas.

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Anna BeusaM

Déjalo volar!

 

Si deseas una mariposa, cuanto más la persigas y vayas en su busca, más se te escapará entre las manos, en cambio, si la dejas libre, puede que ella sola se pose en tu hombro.

Esta frase tan famosa, si la aplicamos a la vida real, podríamos compararla con las personas que tienen tendencia a presionar a otros.

Lo más habitual cuando alguien persigue y presiona demasiado, es que al final, consiga el efecto contrario a su propósito. Para comprobar este efecto, piensa si has tenido alguna vez, alguna amistad o conocido que te ha presionado más de la cuenta y al final has deseado perder el contacto.

Por norma general, no nos gusta sentirnos obligados a nada, cuando algo nos apetece, por nosotros mismos correspondemos. Insistir demasiado, ya sea amistosamente, amorosamente, etc.. lo que a menudo produce, es que las personas deseen alejarse.

Por ejemplo, imaginemos que tenemos una amiga con la que solemos tener contacto a menudo, pero una temporada por falta de tiempo, exceso de trabajo o necesidad de intimidad, ya no nos apetece contactar. Ahí es cuando nos damos cuenta del tipo de persona con la cual nos estamos relacionando.

MANERA DE ACTUAR DE UNA PERSONALIDAD SANA Y MADURA

Si alguien te aprecia y dejas de contactar, te podrá insistir pero de una manera que no coarta tu libertad. Una manera sana de actuar sería haciendo comentarios como: “qué tal, hace tiempo que no hablamos, a ver si coincidimos pronto”, “espero que te estén yendo bien las cosas, a ver si charlamos, te echo de menos”, “como estás, cuando te vaya bien podemos quedar para tomar un café”.

Esta forma de hablar, denota ganas de volver a retomar el contacto, pero no hay presiones ni victimismo. Si no hay respuesta por la otra parte, la persona debería dejar “volar” al otro ya que está claro que por lo que sea, no hay ganas o tiempo de volver a contactar. Una personalidad sana, cuando desea tener contacto con alguien intenta tenerlo, pero se da cuenta cuando no es correspondido y se retira dejando libertad, sin enfados ni presiones.

MANERA DE ACTUAR DE UNA PERSONA QUE NO RESPETA LA LIBERTAD DE LOS DEMÁS.

Ejemplos de frases que podría decirnos alguien que no respeta nuestra libertad, con la que hemos decidido no seguir contactando:

“Por qué ya no me escribes, ¿estás enfadado/a?”, “hace tiempo que no sé de ti, no sé lo que te he hecho pero me estás haciendo mucho daño”, “llevo tiempo intentando coincidir contigo y sé que me estás esquivando”, “¿qué te pasa conmigo?”, “no entiendo esta actitud tuya de ignorarme, tenemos que hablar pero ya”.

Dar por supuesto que hay un enfado, que nos digan que estamos haciendo daño, insistir para hablar de inmediato, etc… son presiones para intentar hacer sentir culpable al otro, cuando en realidad los motivos por los que alguien deje de tener contacto pueden ser múltiples, por ello, sacar conclusiones anticipadas y presionar no suele dar buenos resultados.

PRESIONAR CAUSA UN EFECTO NEGATIVO

Presionar no hace que se pueda retener a otros. Lo que suele producir, es el efecto de querer alejarse porque se tiene la sensación de pérdida de libertad. En cambio aceptar las cosas sí que puede hacer que la persona que se aleja pueda volver cuando le apetezca.

Cuando sentimos que se acepta nuestra manera de actuar, es cuando se afianzan más las relaciones porque sentimos la libertad de alejarnos sabiendo que es comprendido y hay alguien que está dispuesto a disfrutar de tu compañía cuando se puede, aceptando que no siempre será así, por diferentes circunstancias.

Si aprecias a alguien, deja que vuele en libertad, deja que la vida fluya de forma natural y el tiempo pondrá cada cosa en su sitio. La persona que sea para ti, volará a tu lado por voluntad propia, sin necesidad de presiones ni victimismos.

La mejor receta para atraer a personas que deseen disfrutar de tu compañía es: darse a conocer, enseñar lo mejor de ti, mostrar tu interés una vez y otorgar libertad para que el otro mueva la siguiente ficha, si la mueve enhorabuena y si no, da libertad y ve en busca de otra mariposa.

Abrazos de colores!

Anna Beusam

¿Cómo es tu día ideal?

Se dice que el discípulo de un venerable sabio, estaba extrañado y sorprendido de que su maestro estuviese siempre sonriente y feliz, a pesar de las dificultades que tenía en la vida.

Intrigado, un día, le preguntó:

– Maestro, ¿cómo es que siempre se te ve tan contento y satisfecho?

El maestro le respondió:

– Amigo mío, no hay secreto alguno en esto.

– Cada mañana cuando me despierto, me hago la misma pregunta a mí mismo:

– ¿Qué escojo hoy? ¿Alegría o tristeza?

– Y siempre escojo alegría.

Y tú, ¿cómo eliges vivir tu vida?

Todos tenemos la opción de escoger cuál va a ser nuestra actitud ante la vida. Aun ante las situaciones difíciles que no podemos cambiar, siempre podemos elegir cómo las queremos vivir.

No siempre es fácil y es algo que con frecuencia tenemos que aprender a hacer, sin embargo, siempre vale la pena el esfuerzo que tenemos que hacer para lograrlo.

Un abrazo y un beso!

Anna Beusam

Todos somos espejo.

 

Todos somos extensiones del campo universal de energía, distintos puntos de vista de una única entidad. Esto implica ver todas las cosas del mundo, a todas las personas del mundo, y darnos cuenta de que estamos mirando otra versión de nosotros mismos. Tú y yo somos lo mismo. Todo es lo mismo.

Todos somos espejos de los demás y debemos aprender a vernos en el reflejo de las demás personas. A esto se llama espejo de las relaciones. A través del espejo de una relación, descubro mi yo no circunscrito. Por esta razón, el desarrollo de las relaciones es la  actividad más importante de mi vida. Todo lo que veo a mi alrededor es una expresión de mí mismo.

Las relaciones son una herramienta para la evolución espiritual cuya meta última es la unidad en la conciencia. Todos somos inevitablemente parte de la misma conciencia universal, pero los verdaderos avances tienen lugar cuando empezamos a reconocer esa conexión en nuestra vida cotidiana.

Las relaciones son una de las maneras más efectivas para alcanzar la unidad en la conciencia, porque siempre estamos envueltos en relaciones. Piensa en la red de relaciones que mantienes: padres, hijos, amigos, compañeros de trabajo, relaciones amorosas. Todas son, en esencia, experiencias espirituales. Cuando estás enamorado, romántica y profundamente enamorado, tienes una sensación de intemporalidad. En ese momento, estás en paz con la incertidumbre. Te sientes de maravilla, pero vulnerable; sientes cercanía pero también desprotección. Estás transformándote, cambiando, pero sin miedo. Te sientes maravillado. Ésa es una experiencia espiritual.

A través del espejo de las relaciones, de cada una de ellas, descubrimos estados prolongados de conciencia. Tanto aquellos a quienes amamos como aquellos por quienes sentimos rechazo, son espejos de nosotros. ¿Hacia quiénes nos sentimos atraídos? Hacia las personas que tienen características similares a las nuestras, pero eso no es todo. Queremos estar en su compañía porque subconscientemente sentimos que al hacerlo, nosotros podemos manifestar más de esas características. Del mismo modo, sentimos rechazo hacia las personas que nos reflejan las características que negamos en nosotros. Si sientes una fuerte reacción negativa hacia alguien, puedes estar seguro de que tú y esa persona tienen características en común, características que no estás dispuesto a aceptar. Si las aceptaras, no te molestarían.

Cuando reconocemos que podemos vernos en los demás, cada relación se convierte en una herramienta para evolución de nuestra conciencia. Gracias a esta evolución experimentamos estados extendidos de conciencia.

La próxima vez que te sientas atraído por alguien, pregúntate qué te atrajo. ¿Su belleza, gracia, elegancia, autoridad, poder o inteligencia? Cualquier cosa que haya sido, sé consciente de que esa característica también florece en ti. Si prestas atención a esos sentimientos podrás iniciar el proceso de convertirte en ti más plenamente.

Lo mismo se aplica a las personas hacia las que sientes rechazo. Al adoptar más plenamente tu verdadero yo, debes comprender y aceptar tus características menos atractivas. La naturaleza esencial del Universo es la coexistencia de valores opuestos. No puedes ser valeroso si no tienes a un cobarde en tu interior; no puedes ser generoso si no tienes a un tacaño; no puedes ser virtuoso si no tienes la capacidad para actuar con maldad.

Gastamos gran parte de nuestras vidas negando este lado oscuro y terminamos proyectando esas características oscuras en quienes nos rodean. ¿Has conocido personas que atraigan sistemáticamente a su vida a los sujetos equivocados? Normalmente, aquéllas no comprenden por qué les sucede esto una y otra vez, año tras año. No es que atraigan esa oscuridad; es que no están dispuestas a aprobarlas en sus propias vidas. Un encuentro con una persona que no te agrada es una oportunidad para aceptar la paradoja de la coexistencia de los opuestos; de descubrir una nueva faceta de ti. Es otro paso a favor del desarrollo de tu ser espiritual. Las personas más esclarecidas del mundo aceptan todo su potencial de luz y oscuridad.

Cuando estás con alguien que reconoce y aprueba sus rasgos negativos, nunca te sientes juzgado. Esto sólo ocurre cuando las personas ven el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, como características externas.

Cuando estamos dispuestos a aceptar los lados luminoso y oscuro de nuestro ser, podemos empezar a curarnos y a curar nuestras relaciones. Todos somos multidimensionales, omnidimensionales. Todo lo que existe en algún lugar del mundo también existe en nosotros. Cuando aceptamos esos distintos aspectos de nuestro ser, reconocemos nuestra conexión con la conciencia universal y expandimos nuestra conciencia personal.

Las características que distinguimos más claramente en los demás están presentes en nosotros. Cuando seamos capaces de ver en el espejo de las relaciones, podremos empezar a ver nuestro ser completo. Para esto es necesario estar en paz con nuestra ambigüedad, aceptar todos los aspectos de nosotros. Necesitamos reconocer, en un nivel profundo, que tener características negativas no significa que seamos imperfectos. Nadie tiene exclusivamente características positivas. La presencia de características

negativas sólo significa que estamos completos; gracias a esa totalidad, podemos acceder más fácilmente a nuestro ser universal, no circunscrito.

Una vez que puedas verte en los demás, será mucho más fácil establecer contacto con ellos y, a través de esa conexión, descubrir la conciencia de la unidad. Éste es el poder del espejo de las relaciones.

¿Cómo fue que la creencia en la realidad única se vino abajo? Había una alternativa que también colocaba a cada individuo en el centro de su propio mundo. Sin embargo, en vez de incluirlo lo hacía sentir solo y aislado, impulsado por el deseo personal y no por una fuerza vital compartida o por la comunión de las almas. Es la opción a la que llamamos ego, hedonismo” ley del karma o -para usar un lenguaje religioso- expulsión del paraíso. Ha penetrado hasta tal grado nuestra cultura que seguir al ego no parece ya una elección. Desde niños hemos sido educados en la norma del “primero yo, después yo y finalmente yo”. La competencia nos enseña que debemos luchar por lo que deseamos. La amenaza de otros egos -que se sienten tan aislados y solos como nosotros-, está siempre presente: nuestros planes podrían frustrarse si alguien se nos adelantara.

Mi intención no es censurar al ego ni responsabilizarlo de que las personas no sean felices, sufran o no encuentren su verdadero yo, a Dios o al alma. Se dice que el ego nos obnubila con sus exigencias, avaricia, egoísmo e inseguridad interminables, lo cual es un punto de vista común pero errado. Lanzarlo a la oscuridad, convertirlo en enemigo, sólo agudiza la división y la fragmentación. Si sólo existe una realidad, debe abarcar todo. Excluir al ego es tan imposible como suprimir el deseo.

La decisión de vivir en aislamiento originó un género especial de mitología. En todas las culturas se habla de una edad de oro enterrada en un oscuro pasado. Este relato de perfección degrada a los seres humanos, quienes creyeron que eran defectuosos por naturaleza, que todos portamos la marca del pecado, que Dios no mira con buenos ojos a estos hijos descarriados. El mito da a una elección la apariencia de designio. La separación cobró vida propia, pero ¿desapareció la posibilidad de la realidad única?

Para reconquistar la realidad única debemos aceptar que el mundo está en nosotros. Este secreto espiritual se basa en la naturaleza del cerebro, cuya función es crear el mundo en todo momento. Si tu mejor amigo te llama por teléfono desde Tíbet, el sonido de su voz es una sensación en tu cerebro; si se presenta en tu casa, su voz seguirá siendo una sensación en la misma parte de tu cerebro, y lo mismo ocurrirá cuando tu amigo se haya ido y su voz resuene en tu memoria. Una estrella en el cielo parece lejana aunque también es una sensación en otra zona de tu cerebro. Por tanto, la estrella está en ti. Ocurre lo mismo cuando degustas una naranja, tocas una tela aterciopelada o escuchas a Mozart: toda experiencia se origina en tu interior.

 

Deepak Chopra – El libro de los secretos

Un abrazo y un beso!

Anna Beusam