Las nueve semillas para mejorar tu motivación

Las nueve semillas para mejorar tu motivación

¿Puedes o no puedes?

A menudo, escucho a personas hablando de sí mismas como personas incapaces para realizar determinadas tareas.

  • Yo no sé cocinar.
  • A mi las plantas no se me dan bien, siempre se me mueren
  • Yo no soy bueno para el deporte.
  • A mi hablar en público se me da muy mal, no puedo hacerlo.

 

¿Cuáles son tus «no puedo», «no sirvo», «no valgo», «no sé»?

Piensa un poco…

Mientras lo piensas, me gustaría compartir contigo este antiguo cuento que se llama:

Los dos halcones del rey

Un rey recibió como obsequio dos pichones de halcón y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara.

Pasados unos meses, el instructor le comunicó que uno de los halcones estaba perfectamente educado, pero que no sabía qué le sucedía al otro: no se había movido de la rama desde el día de su llegada a palacio, e incluso había que llevarle el alimento hasta allí.

El rey mandó a llamar a curanderos y sanadores de todo tipo, pero ninguno pudo hacer volar al ave. Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió; por la ventana de sus habitaciones, el monarca veía que el pájaro continuaba inmóvil.

Publicó por fin un bando entre sus súbditos solicitando ayuda, y a la mañana siguiente vio al halcón volar ágilmente por los jardines.

– Traedme al autor de ese milagro -dijo.

Enseguida le presentaron a un campesino. – ¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo lograste? ¿Eres mago, acaso? Entre feliz e intimidado, el hombrecito explicó:

– No fue difícil, Su Alteza: sólo corté la rama. El pájaro se dio cuenta de que tenía alas y se lanzó a volar.

Por ejemplo, supongamos que lo  que nos frena, lo que nos impide poder cuidar de una planta sin que muera es no probarlo. Hace 15 años yo también decía: «A mí las plantas no se me dan bien, siempre se me mueren»!!! Hasta que un día decidí que eso no era verdad, que no era algo para lo que yo no valía, sino algo que yo no había intentando con la dedicación que requiere cuidar una planta. Lo mismo ocurre con tus «no puedo», «no valgo», «no sé».

Si crees que no sabes, ¿no será porque no has invertido el tiempo suficiente en saber?

Si crees que no vales, ¿no será acaso porque no has probado una y otra vez, hasta «valer»?

Si crees que no puedes, ¿no será porque aún no te has dado cuenta que tienes alas y puedes hacer mucho más de lo que te imaginas?

¿Qué ganas al decirte, a ti mismo, a ti misma, que no puedes, que no sabes, que no vales? ¿Realmente crees que no vales o es una respuesta cómoda, una actitud cómoda, para no tener que aprenderlo? Por supuesto que no es eso, sino que estás ahí, sobre esa rama, que te sostiene. Tu mente te dice, Yo no sé. Yo no puedo. Y ese pensamiento es la rama en la que permaneces inmóvil, autoconvenciéndote de que no puedes.

Mira a tu alrededor. ¿Cuántas personas pueden cocinar, saben cocinar, valen para cocinar? ¿Cómo crees que han comenzado? Supongo que empezaron como todo el mundo, desde cero, mirando como otros cocinaban (o conducían un coche, o pilotaban un avión, o ponían en marcha un emprendimiento).

NO estoy hablando de cocinar o conducir, sino de tomar decisiones. ¿Realmente quieres aprender a hacerlo? ¿Realmente quieres dejar de decir «a mi las plantas siempre se me mueren»?  Si quieres, aprendes. Si lo intentas, ya estás un paso adelante de todos los que se quedan diciendo «yo no», como yo misma decía hace algunos años.

Toma conciencia. ¿De qué no te crees capaz? ¿Es «real» que no seas capaz? ¿Qué te lo impide?

Ante algunas situaciones, como hablar en público, podemos tener miedo, vergüenza, creemos que lo haremos tan mal que pueden reírse de nosotros o que nos pondremos rojos como un tomate… Y es nuestro miedo el que nos hace «no poder», no algo que nos ocurra, no algo «real» que nos impida hablar. Por supuesto que ese miedo es real, lo sentimos, nos hemos puesto rojos en el pasado y nos desagrada esa sensación. Pero ese «no puedo» no es una realidad que no podamos cambiar.

Ese «no valgo» puede superarse ganando autoconfianza.

Este es otro de mis «no puedo» anteriores al coaching. Me frenaba el miedo, me paralizaba la idea de ponerme colorada, de tartamudear (cuando nunca había tartamudeado en mi vida) o de quedarme en blanco sin saber qué decir…. Pero los miedos se vencen enfrentándolos.

¿En qué ramas te apoyas para no hacer todo lo que sí puedes hacer?

¿Piensas seguir negándote la posibilidad de crecer y ganar confianza en ti mismo, en ti misma? En un proceso de coaching podemos profundizar  sobre como aumentar la confianza, sobre la superación de lo que nos paraliza, sobre como podemos hacer más, de lo que nos creemos capaces. Poder, puedes. Ahora solo falta que tomes una decisión, un compromiso contigo y que comiences a dar los pasos necesarios para mostrarte que ERES CAPAZ!!

Nuestra mente, ese órgano maravilloso, ha tenido, desde sus inicios, la tarea de permitir nuestra supervivencia. Por eso, las funciones que nuestro cerebro realiza en automático, sin nuestra intervención, son la respiración, la digestión, la protección. Pero tu cerebro no solo sirve para que sobrevivas, también es necesario usarlo para vivir la vida que deseas vivir. Estar vivo es algo que está ocurriendo, incluso sin nuestra decisión o voluntad, pero hay otras cuestiones para las que es necesario utilizar nuestra mente: La motivación.

¿Deseas ser vivir en paz? La mayoría de las personas a quienes le hagas esta pregunta dirán que sí, por supuesto, quién no desearía vivir en paz. La felicidad es una de las metas más importantes de nuestra generación. Y para lograr esa felicidad, es necesario que haya coherencia entre lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos. Y es aquí donde necesitamos poner en marcha nuestra mente, es aquí donde entra en juego la motivación.

Porque si yo siento y pienso que podría hacer tal cosa, pero no la estoy haciendo, la más probable es que sienta infelicidad.

¿Qué nos frena? ¿Qué hace que cada fin de año hagamos propósitos que luego no llegamos a cumplir? ¿Qué te impide ser feliz tras estar viviendo en coherencia entre lo que sientes, lo que piensas y lo que haces? Muchas veces es no saber que la motivación hay que alimentarla, entrenarla, buscarla a diario.

 

9 SEMILLAS PARA MEJORAR TU MOTIVACIÓN:

1a. Fijar una gran meta

Si analizamos el origen etimológico de la palabra motivación vemos que está compuesta por dos partes. «Motivus» que viene del latín y significa «movimiento» y el sufijo «ción» que significa «acción y efecto». Cuando no tenemos una meta, cuando aquello que se nos presenta cada día es ir a un trabajo donde no nos sentimos valorados o realizados, o cuando trabajamos solo para llegar a fin de mes, difícilmente podremos sentir la acción y el efecto del movimiento. ¿Quién quiere levantarse cada mañana solo para conseguir dinero para luego pagar gastos y facturas? Esta realidad no es nada motivante.

¿Te invito  a pensar si ahora mismo tienes metas? Una vida sin metas puede ser como dar vueltas en una rueda de hamster, haciendo cada día lo mismo, en un círculo sin salida. Por eso, como primer paso es necesario tener una meta. NO un sueño. NO un anhelo. NO un desearía ser o tener… Una meta que te motive.

En la vida necesitamos seguir en acción, en movimiento, fijarnos nuevas metas, pero ahora de manera consciente, que estén alineadas con lo que sentimos y pensamos. Fijarte una meta es el primer paso que te saca de la parálisis en la que te encuentras.

2a. Divide tu meta en pasos y empieza dando el primero.

Si has tenido la idea de escribir un libro, por ejemplo,  está claro que no te sentarás y lo escribirás el día en el que te fijes esa meta. Cualquiera de tus metas requiere una serie de pasos, de acciones a realizar de manera individual para luego pasar a la siguiente. Por eso, nada mejor que hacer una lista de todos los pasos que en este momento crees necesarios para lograr tu meta.

En el caso de un escritor, podríamos decir:

  • Documentarme sobre XX situación.
  • Buscar un diccionario de sinónimos para utilizar durante el proceso de escritura.
  • Definir brevemente la trama del libro
  • Describir cada personaje y su personalidad
  • Buscar información sobre la profesión de uno de los personajes.
  • Escribir 2 páginas diarias
  • Releer el material escrito una vez por semana.
  • Corregir errores ortotipográficos una vez por semana.
  • etc.

Nada muere más rápido que una idea cuando dejamos de alimentarla, por eso, cuando fijes tu meta, escribe en ese momento una lista con los primeros pasos. No te preocupes porque estén en orden cronológico, simplemente, escribe. Ya habrá tiempo para reorganizarlos.

3a. Recuerda tus logros anteriores

Muchas veces, perdemos la motivación porque permitimos que las ideas pesimistas, realistas, ganen a la ilusión, a la inicial fantasía de poder lograr aquella meta que nos haría sentir orgullosos, plenos. Comenzamos a perder la fe en nosotros mismos. Por eso, es importante recordarnos que somos capaces, recordando logros anteriores.

Seguramente, en el pasado, has fijado algunas metas y las has logrado. Si empezamos por el principio, has logrado aprender a gatear, luego a caminar, has aprendido a hablar, a montar en bicicleta, a nadar, a escribir, a sumar y restar, has acabado la escuela primaria, la secundaria…. pero de todas estas metas no solemos tomar conciencia. Las cumplíamos porque era lo que debíamos hacer. Quizás has estudiado una carrera universitaria, te has fijado esa meta y también la has logrado. ¿y ahora qué?

4a. Los Resultados los encuentras AMPLIANDO tu zona de confort

Ahora toca AMPLIAR  tu zona de confort (por llamarla de alguna forma). Recuerda que para lograr lo que hasta ahora no has logrado, necesitas hacer lo que hasta ahora no has hecho.

Si tu meta es conseguir un empleo cuando acabas de salir de la universidad, la posibilidad de tener ese trabajo no llegará haciendo lo que hacías durante tus días de estudiante… sino dando pasos fuera de tu zona de confort, haciendo aquello que te da miedo hacer. A veces, son necesarios 5 segundos de valor para dar ese paso.

Pero no darlo, puede traernos años de frustración…

5a. ¿Qué es lo peor que puede pasar?

Lo peor que puede pasar es que te quedes como estás. Y como nuestra mente hemos dicho que está «programada» solo para la supervivencia, para ella estará bien así. El miedo a dar pasos fuera de nuestra zona de confort puede ser paralizante. Podemos pasar semanas, meses o incluso años en una parálisis por análisis. ¿Y si no hago bien la entrevista? ¿Y si mi libro no le gusta a nadie? ¿Y si no tengo clientes para mi negocio? ¿Y si no soy bueno en esto? ¿Y si cometo un error?  ¿Y si….?

El peor error que puedes cometer es rendirte antes de empezar. Puedo asegurarte que lo que más te pesará al final de tus días no serán tus errores, no te pesará intentar algo que no haya dado un buen resultado, te pesará todo lo que no hayas intentado.

Busca comprender tus miedos, escucha qué frases son las que te limitan y te frenan, pregúntate qué es lo peor que puede pasar y al comprobar que si pasara lo peor incluso podrías seguir adelante, eso hará que el miedo se desvanezca.

6a. Haz un trato contigo

Tener, a diario, la motivación suficiente para trabajar en dar los pasos hacia nuestra meta puede ser una tarea titánica. El miedo hará que encuentres justificación para no arriesgarte, la falta de confianza en ti hará que con cualquier excusa te dediques a otra cosa en lugar de dar los pasos necesarios para lograr tu meta.

Y cuando no hayas dado pasos hacia tu meta, comenzarás a juzgarte y a reprocharte lo flojo que eres. Tu mente estará ocupado con los pasos que te habías propuesto dar y no has dado. Constantemente estarás pensando en que no vales para nada, en que no eres capaz de tener voluntad para dar estos pasos, y puedes caer en la rendición y en el abandono de tus metas.

¿Qué puedes hacer para evitarlo? Haz un trato contigo. Dile a tu mente, haré esto y cuando acabe me daré un buen baño con burbujas. O haré esto y luego, me iré a caminar por el campo. Ofrécete un trato, una recompensa por el paso que hayas dado. Y si es uno de los grandes, mejor. Comprobarás como hacer aquello que lleva días o semanas dando vueltas en tu cabeza te libera de una culpa terrible que ibas acumulando por horas sin siquiera darte cuenta. Si suele pasarte esto, puedes leer el libro Tráguese ese sapo

7a. Escribe para qué quieres lograr tu meta

Para ti tiene que estar claro para qué deseas lograr tu meta. Si sientes que la motivación disminuye, es una buena idea hacer una lista de los motivos por los que has decidido que querías lograr tu meta. ¿Por qué tienes que dar los pasos que tienes que dar? ¿Cómo serás, qué persona serás o cómo cambiará tu vida cuando logres tus metas? Si eres visual, también, además de escribir, puedes visualizar cómo sería tu vida una vez logrado tu objetivo. Y una vez que sepas para qué, vuelve a dar pasos «como si» estuvieras motivado.

8a. Diviértete

Recuerda, la felicidad no tiene que estar SOLO en el momento en el que logres tu meta, es necesario DISFRUTAR DEL CAMINO.

Si tu meta tiene sentido para ti, si es algo que te hace feliz, que te apasiona, divertirte mientras llegas no será un problema. Pero es necesario recordarnos que si por llegar a determinada meta pagamos un alto precio en nuestro mal humor, si nos convertimos en una persona tosca y agresiva, porque solo vivimos para nuestra meta, quizás sea necesario analizar y reevaluar la situación. El camino también puede ser divertido, también puede disfrutarse, no solo la meta.

9a. Haz que cada día cuente.

Y por último, toca repetir, seguir dando pasos, seguir refrescando y recargando nuestra motivación, repetir los pasos para mantenernos enfocados en aquello que deseamos lograr y asumir que CADA DIA CUENTA.

Se dice que el tiempo es oro. Pero no lo creo así. El oro es algo que se compra, se vende, se gana, se tiene, se utiliza, se funde, se pierde, se recupera…

En cambio, el tiempo no puede recuperarse.

El tiempo que utilizamos en distraernos con juegos, con redes sociales, con tareas improductivas, si ese día no hemos hecho nada que cuente, hará que ese sea un día perdido. El tiempo es vida. Y si, puedes relajarte y jugar o chatear con amigos, pero primero, antes que nada, da los pasos necesarios para tu meta, cumple con el compromiso que te has hecho a ti mismo. Haz que cada día cuente.

En el  programa AUTOLIDERAGO CONSCIENTE aprendemos a focalizar en metas efectivas, en mantener a altos niveles la motivación, en planificar los pasos para tus metas y en diseñar una estrategia personalizada que te lleva desde donde estás hasta donde te has fijado llegar.

 

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 SESIÓN DE EXPLORACIÓN

Los tres elementos base de la asertividad

Los tres elementos base de la asertividad

Cada uno de mis documentos, cada mentoria online que preparo, cada artículo que publico en redes sociales o en mis páginas tiene una única finalidad: DARTE HERRAMIENTAS PARA RESOLVER UN PROBLEMA QUE TE CAUSA DOLOR E INFELICIDAD.

Por eso, cualquier texto que preparo, así como las lecciones de las mentorias online, siempre nacen de esa pregunta: ¿Qué puedo hacer por ti?

¿Qué puedo hacer por Carmen, por Cristina, por María, por Ana, por Rocío, por Dayane, por Lizzete, por Antonio, por Sergio, por Roberto, por Oscar, por cada una de las personas que reciben este mail, que me prestan su tiempo unos minutos.

El tiempo y la atención son bienes escasos. Que alguien abra este correo significa que hemos conectado. Significa que te has podido ver reflejada/o  en mis artículos, en mi experiencia de vida, y que crees que puedo ayudarte en este ir y venir.

Así que , con este propósito voy a responder a multitud de personas que han conectado con la práctica de la técnica del banco de niebla que inicié la semana anterior.

A veces es necesario defender un punto de vista que es diferente al de la persona con quien estamos hablando.

La técnica del banco de niebla consiste (al igual que la técnica del disco rallado) en mantener nuestra postura, con la diferencia que ahora no sólo mantendremos nuestra postura, además le estaremos dando a la otra persona su parte de razón, que la tiene, eh!

El banco de niebla es una herramienta asertiva útil para no entrar en discusiones sobre quién tiene o no la última palabra sobre un tema, incluso haciendo como que, entre la niebla, ☀️no hemos escuchado esa parte☀️.

Con el beneficio de la duda y sin contraatacar ni contradecir, estaremos evitando que la otra persona se sienta en la necesidad de luchar por mantener su punto de vista, su razón, su verdad. Algo que sí suele ocurrir, cuando comenzamos a argumentar nuestro punto de vista.

Poniendo un manto de niebla sobre este tema en el que tenemos puntos de vista algo (o muy) opuestos, logramos mantener la conversación “cerrada” sin un nuevo conflicto.

Muchas veces es necesario valorar y tomar una decisión. ¿Es más importante que me den la razón, imponer mi punto de vista o tener una buena relación con esta persona? No todas las guerras merecen la alegría de ser luchadas.

Hay que recordar que mantener nuestra postura y que sea respetada, puede ser mucho más beneficioso que intentar convencer a la otra persona para que comparta nuestro criterio.

¿Cuántas veces por temas realmente sin importancia tenemos discusiones muy importantes que dañan nuestras relaciones más valiosas? Poner un banco de niebla sobre estos temas, a la larga, nos dará mejores resultados tanto a uno como al otro.

Si nos sentimos manipulados, o chantajeados emocionalmente, y creemos que la otra persona está intentando que le demos la razón, podemos utilizar el Banco de Niebla.

Cordialmente podemos aceptar que su punto de vista puede ser correcto, respetándolo, no dejando de respetar que tenemos derecho a opinar diferente y que nuestro punto de vista también puede ser correcto.

A algunas personas les cuesta bastante ver que hay más de una alternativas, sobre todo si tienen un tipo de pensamiento distorsionado llamado: Tener razón.

Para algunas personas las cosas solo pueden ser hechas de dos maneras: mal y a su manera. En este caso será necesario que seamos nosotros quienes dejemos la conversación, a pesar de que el otro siga intentando que se le dé la razón. Más adelante podremos hablar, pero si en este momento se encuentra alterado o nervioso, no conseguiremos nada.

Otras veces, la persona insiste e insiste, pero no porque quiera tener la razón a toda costa, sino porque cree que la tiene, sin ninguna maldad. Algunas personas están «demasiado seguras» de que las cosas son como las piensan.

Creen que lo mejor es hacer algo de determinada manera, y a pesar de que para nosotros esa no sea la opción, sin querer, insistirán e insistirán. Muchas de esas veces, no se darán cuenta que nuestro punto de vista también puede ser correcto, que nosotros partimos de una intención positiva diferente.

Para no discutir, si la otra persona insiste e insiste, antes de sentirnos abrumados por su perseverancia en llevar la razón, es necesario que seamos asertivos, que pongamos por encima de este conflicto la relación que tenemos con esa persona y comprendamos que nosotros podemos hacer que la situación no sea dolorosa para nosotros.

Comprender que cree tener la razón, desde su intención positiva, y poner un banco de niebla en ese momento en el que nos empezamos a sentir alterados es la mejor opción. Más adelante… podremos volver a hablar sobre el tema para explicar nuestro parecer y porque creemos que hay otra manera de ver las cosas.

En las relaciones de pareja puede darse mucho esta situación. Cada uno ve su punto de vista como el más apropiado y uno de los dos puede ser más insistente que el otro. Es necesario comprender que no hay una intención de hacernos daño en su conducta insistente.

Una buena manera de responder en este caso sería decirle:
-Entiendo que para ti la mejor opción es esta. ¿Podrías explicarme porqué?

Si le damos la oportunidad de explicarnos, también podremos luego exponer nuestras razones y así llegar a un acuerdo… o no.

Tener una conducta asertiva evita muchas discusiones que a la larga afectan a nuestras relaciones personales.

Aprender a ser asertivos tiene muchos beneficios y nos hará sentir mucho más seguros en nuestras relaciones con los demás.

Además, desarrollar una conducta asertiva apropiada, saludable, para tener una buena comunicación interpersonal y para sentirnos a gusto con nosotros mismos, no es solo cuestión de decir lo que pensamos y punto

La postura corporal, los aspectos no relativos a lo que decimos, sino a cómo lo decimos, y a esos matices que son percibidos por nuestro interlocutor son también importantes a la hora de desarrollar nuestra conducta asertiva.

No es lo mismo, decir; – No, no quiero comprar eso, desde una postura encorvada, escondiéndonos del vendedor de turno, rehuyendo su mirada y transmitiendo como mensaje «visual» que con poco que insistan nos sacarán un si.

Podemos hacerlo teniendo en cuenta tres elementos muy importantes que componen la base de nuestro comportamiento asertivo:

1. Mirar a los ojos

Si no somos capaces de mirar a nuestro interlocutor a la cara, incluso a los ojos, de una manera segura, dificilmente podremos transmitir adecuadamente el mensaje que deseamos darle. La mirada no tiene que ser agresiva, ni desafiante, ni vamos a mirarle con odio, ni con miedo. Cuando nos da vergüenza decir que no a alguien, cuando tememos su rechazo por negarnos a hacer algo, eso también lo reflejamos en la manera en que le miramos o en la manera en que esquivamos su mirada.

Mirar a los ojos, con seguridad. Para decir que no queremos hacer algo, para expresar nuestra opinión, para dejar clara nuestra decisión, para estar en desacuerdo con alguien de una manera asertiva, sin que ese desacuerdo acabe en una discusión, es necesario que la manera en que miramos a nuestro interlocutor refleje la seguridad y confianza que tenemos en nosotros.

No mirar a la cara, no cruzar nuestras miradas al hablar, puede decirle a la persona con quien hablamos que no nos interesa lo que nos dice, que nos da miedo, que tememos que nuestra opinión haga que la relación se resienta. Retirar la mirada puede decirle a nuestro interlocutor que sentimos timidez, expresar sumisión, o incluso, no prestarle atención puede hacerle sentir al otro que nos creemos superiores. Tampoco sería bueno una mirada fija, sosteniendo la mirada de manera desafiante, porque transmitiríamos ira o prepotencia, haciendo sentir incómodos a nuestro interlocutor.

Cuando tengas algo que decir, recuerda que tus ojos también hablan.

2. Mantener las distancias

A menudo puede ocurrirnos, que algunas personas nos hacen sentir invadidas, o incómodas porque se posicionan demasiado cerca a la hora de hablarnos. Así mismo, cuando queremos transmitir un mensaje acorde con una conducta asertiva, es necesario que tengamos en cuenta lo que se considera «distancia personal». Esta distancia, dependiendo de las personas, está en torno al medio metro y el metro y 25 centímetros.

Una distancias inferior al medio metro, para personas que no son de nuestra familia mas cercana, o amigos íntimos nos puede producir incomodidad. Si eres tú quien se acerca demasiado al hablar, ten en cuenta, que la persona con quien estás hablando dejará de prestar atención a lo que le dices, para prestar atención al malestar que siente por tu cercanía.

Una distancia mayor a 1,25 metros, es la considerada distancia social. Cuando trabajamos, cuando estamos estudiando, en un grupo de gente pero sin «hablar» de persona a persona. Si quieres hablar con alguien en concreto, ten en cuenta que lo más apropiado es acercarte, para encontrarte en la «distancia personal».

Tanto si uno está demasiado cerca, siendo un extraño, como si uno se posiciona muy alejado, siendo nuestra pareja, por ejemplo, puede generar incomodidad.

Cuando se pone distancia, se está levantando también una barrera para la comunicación.

3. Postura Corporal

Brazos, piernas y nuestro cuerpo en general son también elementos importantes a la hora de comunicar. Para poder ejercer esa conducta asertiva que buscamos a la hora de comunicarnos con los demás, también es necesario ser conscientes de dónde ponemos nuestros brazos, de cómo está nuestra espalda, de qué imagen proyectamos a la persona con quien hablamos. Nuestro cuerpo, así como la distancia o nuestros ojos, también comunica.

¿Caminas derecho o encorvado? ¿Vas con la cabeza erguida o cabizbajo? ¿Te paras firme, casi agarrotado con los brazos cruzados?

Tu cuerpo, es también parte del lenguaje, y para tener una mejor comunicación asertiva, ha de haber una coherencia entre el mensaje oral y el mensaje corporal que transmites.

Una persona que esconde la cabeza entre sus hombros, con los brazos atrás y medio jorobado, nos transite timidez, inseguridad, baja autoestima, dolor. Cuando estamos nerviosos, nuestras manos no paran de moverse para aflojar la ansiedad, o nos tapamos la cara, o tocamos la nariz o el cabello… todo eso comunica.

Es posible mejorar nuestra comunicación interpersonal, a través del taller de Comunicacion Asertiva, online dentro del programa de LIDERAZGO CONSCIENTE. Si crees te puede beneficiar conocer más, nos ponemos en contacto AQUI.

Para que el mensaje guarde esa coherencia entre lo dicho y lo que trasmite tu lenguaje corporal, la mejor es una postura erguida, con los hombros ligeramente hacia atrás, la cabeza derecha, firme, mirando a la cara o a los ojos, manteniendo la distancia apropiada a cada situación. Piensa que cuando ves una película, a veces te basta con mirar al personaje para saber mucho de él, incluso antes de que abra la boca. ¿verdad?

Pues en la vida real, los demás (y cuando digo los demás, me refiero a todas aquellas personas con quienes hablas a lo largo del día, tus hijos, tu pareja, los compañeros, el jefe, tus padres, hermanos, el dueño de la tienda, a quien te cruzas por la calle, todos) decía que los demás, te ven a ti como tu ves a los personajes de las películas, y juzgan y calculan de acuerdo al lenguaje corporal que les transmites.

El cerebro, es capaz de captar ese lenguaje corporal en cuestión de segundos y juzgarlo para decidir cómo actuar, también en cuestión de segundos. Si alguien parece atacarte, porque se está defendiendo, es probable que se haya sentido amenazado, y esto puede ser , no solo con tus palabras, sino también con tu mirada, con tu postura corporal o con la distancia que has puesto entre tú y él.

Mejorar nuestra conducta asertiva, es importante para relacionarnos con los demás, para evitar malos entendidos y para cuidar de las emociones, tanto nuestras, como de las personas con quienes nos relacionamos.

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El regalo de los insultos

El regalo de los insultos

¿Cómo te relacionas con los demás cuando no son tan agradables contigo? ¿Cómo te sientes?

En ocasiones, en nuestro día a día, nos relacionamos con personas que son excesivamente críticas con nosotros. Personas que opinan sobre como deberíamos hacer las cosas. Compañeros de trabajo, familiares, amigos o incluso ¡¡nuestra pareja!!

Constantemente estamos relacionándonos con personas que podrían ser tóxicas para nuestras emociones. Ante esto, tenemos varias maneras de responder. Podemos pensar que somos víctimas inocentes de su mal genio o de su prepotencia, podemos pensar que el destino nos ha puesto esta prueba y tambien podemos creer que tenemos que «aguantar» y tolerar su manera de tratarnos. O…. también tenemos la opción de elegir una actitud diferente, que nos ayude a cuidar nosotros mismos de nuestras emociones.

Si no cuidas tú mism@ de tus emociones, ¿quién lo hará por ti?

Si tu jefe tiene muy poco tacto al decir las cosas, si tu madre da su opinión y esto te duele, si tu pareja es demasiado vehemente para decirte como interpreta que debes hacer las cosas…..

Permite que comparta contigo un cuento:

El regalo de los insultos

En una ocasión cuando Buda estaba predicando su doctrina, un hombre se le acercó y comenzó a insultarlo e intentar agredirlo pero Buda se mantuvo en un estado de imperturbable serenidad y silencio. Cuando hubo terminado su acción, se retiró.

Un discípulo que se sintió indignado por los insultos que el hombre lanzó contra Buda le preguntó porqué dejó que lo maltratara y lo agrediera.A lo que Buda respondió con segura tranquilidad: –“Si yo te regalo un caballo pero tú no lo aceptas ¿de quién es el regalo?

El discípulo contestó:

“Si no lo acepto, sería tuyo todavía”. Entonces Buda respondió: -«Bueno. Estas personas emplean parte de su tiempo en regalarme sus insultos, pero al igual que un regalo, yo elijo si quiero aceptarlo o no. Los insultos son como regalos: si lo recoges, lo aceptas; si no lo recoges, quien te insulta se lo queda en sus manos. No podemos culpar al que insulta de nuestra decisión de aceptar su regalo. Por esa misma razón, esos insultos son para mí como un regalo que elijo no recoger. Simplemente los dejo en los mismos labios de donde salen.”

Este cuento me recuerda a una de las técnicas asertivas que utilizamos en el el «ciclo libera tu confianza», dentro del programa LIDERAZGO CONSCIENTE

La técnica del banco de niebla. No necesitamos tomarnos al pie de la letra todo lo que nos dicen los demás, no necesitamos ofendernos, sufrir, dolernos por lo que dicen los demás. En algunas ocasiones, es mucho mejor no aceptar ese regalo envenenado, permitir que el banco de niebla cubra unos momentos la situación, para poder decidir luego qué podemos entender de esta situación.

Gracias a la técnica del banco de niebla, podemos tomar conciencia de lo importante que es detenernos. A menos hasta que podamos ver de una manera más clara la situación.

Manuel J. Smith, era un psicólogo de la Universidad de Brooklyn y uno de los escritores más conocidos sobre asertividad y habilidades sociales. En su libro titulado «Cuando digo no, me siento culpable» nos explica esta conocida estrategia, por si deseas profundizar en ella.

 

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Cuando el enemigo está dentro de nuestra mente, autosabotaje

Cuando el enemigo está dentro de nuestra mente, autosabotaje

¿Sientes a menudo, que estás siendo sabotead@ desde dentro?
¿Sientes que sabes lo que tienes que hacer, pero «algo» desde tu interior te lo impide?

Esto es así y les ocurre a muchas personas. No te asustes.. Se llaman Creencias Limitantes  y tienen solución.

Pero para poder poner solución a algo, primero te propongo  ser consciente de ese «algo»…. ¿cuales podrían ser realmente tus creencias limitantes ?

  • ¿Crees que no te mereces una vida mejor?
  • ¿Crees que si cambias, si progresas, si mejoras tu vida (como ha sido hasta ahora) puede verse en peligro?
  • ¿Crees que tú no eres capaz ni válid@ para alcanzar tus metas?
  • ¿Te comparas con los demás?
  • ¿Te atemoriza compartir tus opiniones o ideas por que crees que las rechazarán?
  • ¿Compruebas como los demás avanzan y tu te quedas relegad@ a la frustración?
  • ¿Qué «piensas» que te impide entrar en acción hacia una vida mejor?

 

Seguramente, como también me ocurría a mi, tendrás uno o varios pensamientos limitantes. Estas creencias, están tan integradas a tu mente, que ya no eres consciente de ellas.

Cuando uno cree en algo, no lo cuestiona.

La mente, una vez que ha incorporado una creencia, dificilmente la cuestiona de manera inconsciente, sino que un@ mism@  tiene que hacer un ejercicio de autoconocimiento, de autoreflexión, para llegar a detectar cuales son nuestros pensamientos limitantes.

Y te aseguro que una vez que los descubras te parecerá inverosímil que algo así pudiera estar frenándote en la vida:))

¿Y cómo cambiar nuestras creencias limitantes?

Pues una vez que has detectado cuales son los pensamientos que te frenan, que te limitan, que te impiden sentirte una persona plenamente capaz de conseguir mejores resultados en tu vida, es hora de cambiarlos por lo que te empoderan.

No es algo que ocurra de la noche a la mañana, porque como ya sabes, somos personas de hábitos, y nuestras creencias limitantes van seguidas de conductas que convertimos en hábitos.

Te propongo comenzar por aqui:

  1. Detectar que nos decimos a nosotros mismos que nos está impidiendo avanzar.
  2. Enjuiciar esos pensamientos, ponerlos en duda, refutarlos, por ejemplo: ¿este pensamiento me acerca o aleja de mi propósito?
  3. Elegir nuevos pensamientos motivantes, que nos impulsen a actuar y nos den fuerzas.
  4. Hacerlo cada día, sin importar si un día no lo logramos, vuelve a ello con más fuerza.
  5. Mantener nuestra mente enfocada en lo que podemos hacer y hacerlo. Xim-pum!

Tu puedes ser, hacer y tener mucho más de lo que eres, haces y tienes.

Si te encuentras paralizado y lamentándote de tu mala vida, de la mala suerte que tienes, siento decirte que no es mala suerte….. sino otra cosa:

  • Tus creencias limitantes, aquello que no crees posible es lo que te impide hacerlo posible.  Y lo imposible solo tarda un poco más…toma nota.

 

Cuando consigues cambiar esos pensamientos que te han limitado en algún aspecto de tu vida, comprobarás como puedes cambiar y mejorar tu vida. Practicar  los 5 puntos anteriores te llevará de la mano para conseguirlo.

Existen varias técnicas y ejercicios de PNL que te ayudarán a lograrlo. Hay herramientas que te harán más sencilla esta tarea, te las iré compartiendo por aquí, así que  no las desestimes!!

Nunca es tarde para ser lo que se podría haber sido.

Esta frase, de George Elliot, es otra de las frase motivadoras que me repito semanalmente para continuar en mi crecimiento personal y profesional.

Tampoco es tarde para ti. Yo “desperté” con 37 años. Y estoy plenamente satisfecha de haber reconocido mis creencias limitantes.

Ahora, nada me impide seguir creciendo, nada me limita. Solo sé que es cuestión de perseverancia, trabajo y tiempo.

 

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Anna BeuSam

 

Ocho cualidades de las personas de éxito

Si eres de los que miran a una persona exitosa y dicen… ¡Qué suerte tiene ese! Te sugiero que sigas leyendo….

El triunfo no es algo que se consigue de la noche a la mañana, una empresa millonaria no nace de un día para el otro, un deportista de élite no se forma en un solo día…..

Las pequeñas decisiones que tomamos cada día  son las que nos guían hacia el fracaso o hacia el éxito. No importa el talento, no importa el tiempo, no importan los conocimientos no importan las amistades, no importa el dinero, no importa la clase social…. (algo si, vale)

En el mundo hay miles, millones de personas que han puesto toda su energía en su objetivo y lo han conseguido.

¿Quieres saber las cualidades de las personas de éxito?:

  1. Decisión: una persona que toma decisiones rápidas, no duda mucho, y una vez tomada la decisión, no cambia, se mantiene en ese rumbo hasta conseguir su objetiv
  2. Asume Riesgos:  dice un antiguo refrán, el que no arriesga no gana. Pues es así, no se puede querer ganar sin apostar. No se llega a la meta si no se corre la carrera, aún con el riesgo de caer y rompernos una pierna. Los errores no son lo que impide a la gente llegar a triunfar. El miedo al error y la parálisis que este genera, eso, es lo que impide que las personas triunfen.
  3. Se recupera rápido de los errores:  Si te caes a un pantano, no te quedes empantanado. Esa es la lección que enseña un triunfador. En cambio, un perdedor, ante el primer escollo, se queda hundido, preguntándose porque le sale todo mal, porque el destino y la suerte no le sonríen. El exitoso sabe que un error es la oportunidad de aprender una valiosa lección.
  4. No cree en la suerte:  Una persona de éxito sabe que lo que gane o deje de ganar, será el fruto de su esfuerzo, de su constancia, de sus decisiones, de sus aciertos y sus errores, su éxito dependerá de muchas cosas, pero jamás de la suerte.
  5. Acción:  Una persona de éxito es una persona de acción. Cada día toma las decisiones necesarias y las aplica, entra en acción tan pronto como ha decido algo, no da mil vueltas, no cae en la procrastinación. Sabe que lo único que le va a llevar hacia su objetivo es dar los pasos necesarios.
  6. Enfrenta la situación : Cada día sabe que encontrará decenas de situaciones que resolver, no las ve como problemas, las ve como oportunidades para aprender algo más, para crecer un poco más, para conocer de que forma no se llega a la meta para no volver a repetirlo.
  7. Se enfoca en las posibilidades:  No se centra en los problemas, sino en las posibilidades que las situaciones les presentan. Evalúa lo que tiene, a donde quiere llegar, cuales son sus posibilidades y entra en acción.
  8. Motivación:   El triunfador sabe que la mejor motivación que le impulsa a hacer todo lo necesario para llegar, es la que viene desde dentro. Es la necesidad de vivir de acuerdo a sus valores, a sus deseos, y el saber que de él depende hacer todo lo que haya que hacer para llegar.

Y si aún no sabes si tu puedes ser una persona de éxito, te dejo esta frase:

Aunque nadie puede volver atrás y lograr un nuevo comienzo, cualquiera puede
empezar ahora y lograr un nuevo final!

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