3 pasos para superar la frustración

autoestima

  1. ¿Te irritas con facilidad cuando no consigues lo que quieres?
  2. ¿Experimentas una rabia incontrolada si los demás no actúan de acuerdo a tus expectativas?
  3. ¿Tienes explosiones de ira ante situaciones banales, como un atasco de tráfico?

Si tu respuesta es afirmativa en los tres casos, ¡alerta, puede que sufras el síndrome de «escasa tolerancia a la frustración»!

Lo cual puede ser un serio obstáculo para alcanzar tus objetivos . La persona que tiene una escasa tolerancia al fracaso no suele correr muchos riesgos. No se concede a sí misma el derecho a equivocarse –no se lo puede permitir- y si fracasa o cometer un error se condena duramente por ello. Se trata de una persona que se valora en función de sus logros.

O sea, que la consecución de sus objetivos es lo que le concede su valor como persona, mientras que el fracaso se lo quita….

Esto explica su baja tolerancia a la frustración: su autoestima depende de ello. Para este tipo de persona, no arriesgar es la apuesta más segura, la única que le permite proteger la imagen que tiene de sí misma.

Cualquier otra persona con un concepto más elevado de sí misma puede arriesgarse, porque su lógica le dice que lo peor que le puede pasar es no conseguir su objetivo. ¡Pero sabe que hay más objetivos! ¡Y que sólo es una piedra en el largo camino!

No porque se fracase una vez se ha de fracasar en todo. Sin embargo, para la persona con un auto-concepto débil, lo peor no es solo no conseguir su objetivo sino lo que emocionalmente le va a costar: cuotas de frustración, sentimiento de indignidad y vergüenza. Una persona que se valora en virtud de sus éxitos o fracasos está siempre en la cuerda floja, porque sitúa su valor en factores externos sobre los que no tiene ningún control.

En cambio, si renuncia a valorarse por sus logros, siempre podrá considerarse un ser humano valioso, independientemente de si ha tenido éxito o no. Para ello, es preciso que se acepte incondicionalmente, incluso cuando comete errores. Por otro lado, este tipo de persona necesita sentirse aceptada por los demás para poderse aceptar a sí misma.

Esto limita mucho su campo de acción ya que es probable que renuncie a sus objetivos si cree que pueden acarrearle algún tipo de rechazo por parte de la gente que le rodea. La persona que tiene una baja tolerancia al fracaso y no se acepta incondicionalmente, ante la posibilidad de lanzarse a lograr una meta para él, suele sentirse indefenso y profundamente ansioso.

Pierde objetividad y focaliza toda su atención en las posibilidades inútiles en lugar de las útiles. No se le ocurre decir: «Está bien, me arriesgo». «Lo peor que puede pasarme es que me salga mal». «Tengo mucho que ganar y muy poco que perder». Sino que piensa: «No puedo hacerlo». «Si me sale mal me moriría de pena, vergüenza», etc. No evalúa las posibilidades negativas contrastándolas con las positivas.

De hecho, fracasar no es caer, sino negarse a levantarse y volver a intentarlo de nuevo. Las personas con poca tolerancia al fracaso tienen un pensamiento tremendista que le impide saber que no sólo existen posibilidades de fracaso, sino también de éxito. Cree que si fracasa en una cosa concreta, el fracaso se extenderá como una gota de aceite a toda su persona. No es extraño que en él, la fuerza proteccionista que apunta a la pasividad sea superior a la fuerza que tiende hacia la superación y el logro.

Nos enojamos cuando algo nos frustra: desde algo tan pequeño como un atasco de tránsito hasta una amenaza a mi integridad física o mi honor. Los motivos son variadísimos y los grados de intensidad también, pero todos tienen un elemento común: debajo de cada enojo hay una frustración.

Para este síndrome no hay vacunas ni medicamentos (por el momento) pero, afortunadamente, puedes eliminar tu baja tolerancia a la frustración si eres consciente Y te decides a sanarlo. Aquí te dejo un plan para resolverlo.

 

Te pongo un ejemplo:

Un amigo me prometió que me devolvería un libro y cuando llegó el día, se olvidó. En este caso, mi deseo de recuperar el libro se frustra y ese deseo frustrado se convierte en enojo. La función esencial del enojo es darme más energía para enfrentar el obstáculo que produce mi frustración. El tema fundamental aquí es si yo he aprendido a canalizar adecuadamente esa fuerza, o no. Ese aprendizaje es una de las tareas más significativas que los seres humanos necesitamos realizar.

La frustración juega en contra, pero es energía al fin y al cabo, has creado energía, hasta ahí todo bien, pero ahora toca canalizarla, y darle un giro. Piénsalo: ¿qué ocurriría si canalizaras esa energía para construir en lugar de destruir? Se trata de darse cuenta, ser consciente de que el problema no es la frustración sino en qué la conviertes. Si te sientes frustrado por no conseguir lo que quieres, felicítate y no te dejes llevar por la rabia, la ira o el abatimiento, sino todo lo contrario.

Indaga y pregúntate cómo convertirlo en algo bueno, que valga tu alegría.

La sociedad vive hipnotizada de la gratificación inmediata.

La publicidad bombardea con la promesa de que es preciso obtener rápidamente todo lo que quieras: Por un click, por adelgazar sin esfuerzo, por convertirte en una persona atractiva con un perfume, obtener la felicidad por conducir un coche, etc… Cuentos de Caperucitas y lobos, ahora que he vuelto a leerlo gracias a mis nietos Elena y Marc me doy cuenta de lo generadores de frustación que son. Volvamos al ejemplo del libro que mi amigo no trajo.

El enojo que siento puedo encauzarlo en dos grandes direcciones. Puedo decirle: ¡Eres un egoísta, siempre el mismo irresponsable…eres un falso… en ti no se puede confiar…! En ese caso he utilizado mi enojo para herir, castigar y hacer sufrir a mi amigo por lo que hizo. Cuando hago eso, no es por maldad. Es porque creo que sentir y expresar enojo es así: insultar, castigar y hacer sufrir.

Cuando reacciono de ese modo, provoco en el otro, en este caso mi amigo, un efecto rechazo. Él se siente herido por lo que le digo y responde, generalmente, con otro agravio: “¡Y tú siempre el mismo autoritario, crees que todos somos tus esclavos, eres un déspota!” Entramos en una espiral destructiva. La frustración se convierte en una emoción tan potente que rápidamente nos consume, puede hundirnos y fácilmente desembocar en el odio más acérrimo.

Fue justo al alcanzar ese momento emocional cuando mi amigo me recuerda otras situaciones anteriores en las que yo quizá le herí. Y me dice: “tú eres el egoísta irresponsable y manipulador. ¡Eres un hipócrita!”… Y así seguimos, de insulto en insulto. La intensidad continúa creciendo, cada vez nos herimos más, y al rato estamos los dos lastimados y resentidos. Ninguno quiere saber más nada con el otro… y el libro no lo recuperé.

Y es que, veces alejan más las actitudes que las distancias

Este es un ejemplo del típico enojo que destruye. Es muy común oír después de una gran pelea en la que todos han quedado muy heridos: ¿Por qué era que empezó esta discusión? Demasiadas veces este tipo de mensajes cala hondo en las mentes ingenuas, creando el espejismo de que es posible conseguir lo que se quiera solo aplicando el enfado.

Reaccionando a la frustración sin control, algunos esperan que la realidad cambie y se ponga a su servicio. A su necesidad y voluntad. Sin ningún cambio personal. Es el todo por nada. Y es falso. Pero hay otra manera de encarar el ejemplo del libro: aceptando y asumiendo. Saber asumir y superar las frustraciones es esencial para poder ser feliz en lo cotidiano y, por supuesto, cuándo se plantean otros objetivos ambiciosos y más a largo plazo.

Es sencillo: dirige ese plus de energía sobre el obstáculo que te fruste, NO sobre la persona.

En este mismo ejemplo le puedo decir a mi amigo, con toda la intensidad con la que lo sienta: Estoy muy frustrado y enojado. Me prometiste que me ibas a traer el libro y yo contaba con él. Lo necesito. Vamos a ver cómo me lo puedes traer. O llamas a alguien para que lo traiga o llamamos a un mensajero.

¡Fijate qué se te ocurre…! Y ahí me quedo esperando y demandando una respuesta. Cuando concentro mi energía en esa dirección el enojo cumple su propósito esencial: darme más energía para  resolver el obstáculo que me frustra.

Este tipo de enojo se apoya en 2 pilares:

  1. expresar lo que siento ante lo que sucede y
  2. demandar la respuesta que me “des-enojaría».

Expresar la frustración y el enojo que me produce la situación es necesario para mí, para desahogar lo que me pasa y es necesario para el otro, para que pueda saber lo que me ocurre a mí ante lo que hizo, porque ese es además uno de los motores que lo ayudarán a cambiar su actitud. Otro ejemplo: cuando se cuánto le molesta a una persona mí impuntualidad eso es algo que me ayuda a que lo tenga en cuenta y me dispone a tratar de ser más puntual.

Expresar lo que siento no quiere decir enjuiciar al otro. Son dos respuestas muy distintas que es necesario aprender a distinguir con claridad.

Una cosa es decir: ¡estoy muy enojado por lo que hiciste! y otra muy distinta es decir: ¡Eres una basura, eres destructivo, una mala persona, una porquería! etc. En última instancia la esencia del enojo que resuelve es autoafirmarse con claridad, fuerza y respeto. Y para eso no es necesario descalificar ni agraviar, ni insultar. Me concentro en la acción que me frustra y demando una solución.

3 tres sencillos pasos:

  1. Asume que la escasa tolerancia a la frustración es un comportamiento poco maduro y caprichoso alentado por un ego inflado. Tu finalidad, a partir de ahora, es acabar con el control que ejerce el ego en tus asuntos.
  2. Aprende a relativizar. Es posible que des excesiva importancia a cosas que no la tienen pero que sacan a flote un dolor que ya estaba ahí desde mucho antes.
  3. Entrégate un poquito más (o muchísimo más). Si afrontas un proyecto importante (como liderar a otros, una carrera universitaria, superar una adicción, autoconocimiento o mejorar tu salud, ), has de aceptar que va a exigir entrega, disciplina, y paciencia si los resultados no llegan tan pronto como se esperan.

Cuando uno aprende a enojarse respetuosamente y lo hace, se da cuenta con más claridad de la diferencia entre un enojo y otro: si es resolutivo o destructivo (o cuánto hay de cada uno). Entonces puede distinguir qué parte de verdad puede haber en ese enojo y que reparación requiere y cuanto hay de enjuiciamiento, agravio o maltrato, que es parte de la inmadurez y la ignorancia de quien se enoja así. Cuando establezco esa distinción ya estoy en mejores condiciones de no quedar sometido al modo destructivo del enojo del otro. Además, de que el otro hace lo mejor sabe en sus circunstancias y yo también.

Dejar ir no significa darse por vencido, sino aceptar que hay cosas que no pueden ser.

Para reducir la baja tolerancia al fracaso, conviene gestionar tu mente y detener la percepción que te aleja de tu objetivo  y elevar la aceptación de lo que esta siendo en ese mismo momento, para encajar una negativa o un retraso.

En el Tao Te Ching está escrito: «Lo duro y rígido se romperá; lo blando y flexible prevalecerá».

Aprende a ser flexible, paciente y constante, no hay secreto. Conseguirás comprender que dice tu emoción y podrás afrontar los problemas con serenidad y enfocarte a la solución.

Si te gustaría saber qué es lo que tienes qué hacer en concreto según la situación y fase de tu vida y no ir a palos de ciego, de forma reactiva.  Cuando no consigues algo a la primera es para que aprendas que no es esa la manera y quizá ni el momento. Pero que sí es posible de otra manera y en otro momento.

El error ocasional no es un fracaso que te condena. El error es semilla de éxito.

 3 pautas:

  1. durante 24 horas no tomarás ninguna decisión,
  2. buscarás inspiración y
  3. diseñarás tu plan para una segunda intentona.

Consciencia verbal

“El optimista tiene siempre un proyecto. El pesimista, una excusa.” (Iosu Laoz)

Tu mente cree todo lo que le dices. Háblale bonito, háblale con fé, háblale de amor, háblale de gratitud. Para un cambio de verdad, es muy importante ser conscientes de cómo nos hablamos por dentro, cómo nos tratamos a nosotros mismos.

Si realizaste el ejercicio para crear a tu yo futuro ¿cuál era tu forma de relacionarte contigo mismo? ¿Te querías, te aceptabas, te perdonabas, te cuidabas, confabas contigo mismo? Supongo que sí.

Pues bien, puede que por ahora no seas capaz de convertirte en su totalidad en este personaje futuro, pero sí puedes empezar a hacer algo que está en tu mano: pensar o hablarte a ti mismo de otra manera. Desde la consciencia que yo tengo de mi en este momento, es con la que me relaciono con el otro. Porque tu mente se cree todo lo que le dices, háblale bonito, háblale de fé, háblale de amor, háblale de gratitud…

Cómo te hablas a ti mismo

¿Eres consciente de ello?  Descúbrelo a través de estos sencillos pasos de práctica experiencial:

 

  1. Durante una semana, pon al menos 3 alarmas al día en tu teléfono móvil, en horarios diferentes y en momentos que sepas que puedes atender cada alarma (no en momentos de trabajo o de sueño, obviamente). Puedes incluso ponerle un nombre especial a la alarma: CONSCIENCIA VERBAL o como prefieras llamarlo, si tienes un Smpartphone.
  2. Cada vez que suene la alarma, lo único que tienes que hacer es observar la voz que ha estado sonando en tu cabeza el momento antes. Y darle un nombre: ¿es una voz positiva, negativa, protectora, benevolente, voz que critica, voz que te tranquiliza, voz que te preocupa, que te abre caminos, voz de creatividad, confianza , miedo, amor, etc.?
  3.  Cada vez que suene la alarma y prestes la atención a tu voz, dale un nombre, como he indicado más arriba y anótalo en un cuaderno o tu propio móvil.
  4. La idea es que al cabo de la semana hayas anotado tantas voces como puedas. Incluso si ocurre, que sin que te suene la alarma, te has dado cuenta de que hay una voz nueva dentro de ti, dale un nombre, apúntala también.
  5.  Finalmente, cuando acabe la semana, haz una lista con todas estas voces. Es probable que te sorprendas de la cantidad de voces que hay en tu cabeza día tras día.

 

Y aquí me despido, espero te haya resultado interesante y sobre todo practico, es muy importante experimentar más que pensar, por eso te invito a pasar a la práctica.Si de

🌟 Y si de esta lectura surge alguna duda, cuenta conmigo! 

 

Siete emociones y para qué son útiles

LA VIDA ES UN BALANCE ENTRE TOMAR Y DEJAR IR

Anna BeuSam

Las siete emociones y para qué son útiles.

¿Emociones? ¿Cuán consciente eres de ellas? ¿En qué emoción estás ahora mismo? ¿Qué te permite esa emoción? ¿A qué acciones te acerca? ¿A qué resultado? ¿De qué te aleja? ¿En qué emoción están las de las personas que te rodean? Si la suma total de todas tus experiencias conforma el tapiz de tu vida, son las emociones que has experimentado las que dan color a ese tapiz. Nuestras emociones realmente dan color a nuestras vidas.

Las emociones son como un carro de caballos: puedes dejar que el carro de caballos tire de ti y se convertirá en el controlador de tu destino;  puedes coger el carro de caballos y guardarlo en el establo, reprimiendo o evitando, así, tus emociones. O puedes coger las riendas de los caballos y conducir el carro, convirtiéndote en quién, conscientemente, gestiona lo que siente, siempre desde lo que piensas. Tú eres quién decide de qué manera administra tus propias emociones.

Todos sentimos muchas emociones a lo largo del  día. La emoción de pre-ocupación es, en nuestra cultura, quizá la  forma mas habitual que nos lleva a experimentar ansiedad y miedo. La preocupación es el mecanismo que te mantiene inmovilizado ante algo que está en el futuro y sobre lo que, normalmente, careces de control. Piensas en ello, no puedes dominarlo, y te preocupa: el trabajo, el dinero, los hijos, el éxito… Todo siempre en condicional. La preocupación está íntimamente ligada con las expectativas. Te propongo OCUPARTE, en lugar de pre-ocuparte.

En  el extremo opuesto de la preocupación tenemos la reflexión constructiva acerca de un problema  que nos permite dar con la solución adecuada y con ello convertirlo en reto.

La pregunta es: ¿ESTA EMOCIÓN PUEDE CONMIGO? Si percibes que una situación, es más grande que tú, es decir, que no sabes todavía como conectar  con tus recursos para afrontarla, o que no sabes cómo gestionarla, es entonces cuando surge la ansiedad o sientes miedo. El miedo y la ansiedad tienen dos respuestas habituales: la paralización o inmovilización (no reaccionas), o la conducta de evitación: evitas aquella situación, persona, lugar… que te genera estas emociones. A mí me sirve preguntarme: ¿cómo puedo VER paz en lugar de esto?

Toda preocupación se asienta en el estado de alerta ante un peligro potencial. Nosotros tenemos un cerebro hecho para sobrevivir. Somos más emocionales que racionales. Digamos, que si el cerebro fuese un iceberg, la lógica o la razón sería la punta del iceberg. Primero decide tu cerebro emocional y después el racional lo procesa y lo explica.

Nuestro cerebro funciona a partir de las emociones, y aunque podemos razonar muchas de las cosas que nos pasan, tenemos mecanismos de defensa trasmutados en miedos y creencias que nos limitan para conseguir lo que queremos y que nos condicionan a nivel emocional. Nos restringen el acceso a nuestras voluntades convirtiendo el miedo en un obstáculo casi insalvable. Si quieres superar tus miedos, pero tienes dificultades para conseguirlo, aquí tienes un plan para resolverlo. Aquí tienes un plan para resolverlo, dale un vistazo a esto ¡te puede interesar participar!

Explicación científica

Para entender nuestras emociones, es importante conocer previamente el funcionamiento biológico de nuestro cerebro:

 

NEOCORTEX

El neurocientífico Paul D. MacLean  en si libro The Triune Brain in Evolution (El Cerebro Triuno en Evolución), nos explica como el cerebro consta de tres partes: el Complejo Reptiliano, el Sistema Límbico y el Neocórtex.

El Complejo Reptiliano, nuestro cerebro más primitivo, sería el responsable de que tengamos comportamientos y pensamientos instintivos para sobrevivir. Es el que actuaría en situaciones límite, donde no necesitas pensar, sino reaccionar rápidamente, como cuando ves que alguien te puede robar y sales corriendo o cuando retiras tu mano porque te vas a quemar.

En el Sistema Límbico  está el origen de tus emociones. Su premisa es huir del dolor y acercarse al placer. En él se encuentra la amígdala, que son dos estructuras que se sitúan detrás de nuestros ojos, y donde quedan registradas la carga emocional de cada una de las cosas que vivimos. Así mismo, la información de los recuerdos quedaría registrada en otra estructura llamada Hipotálamo. Éste asocia los recuerdos, con las emociones. Por ejemplo: si escuchas una canción que te recuerda a una persona especial, tu hipotálamo diría: recuerdo (canción) y tu amígdala diría: emoción (nostalgia, melancolía, alegría, tristeza…)

Por último el Neocórtex o corteza cerebral sólo se encuentra en los mamíferos más evolucionados, y en los humanos y es el responsable de hablar, razonar, de la percepción y de la abstracción.

En resume:  tu cerebro primitivo o Complejo Reptiliano  es el que decide, tu Sistema Límbico o emocional siente, y el nuevo cerebro o Neocórtex, piensa.

Si quieres superar tus miedos, tu ansiedad, o aquello que no te deja seguir adelante, tendrás que traerlo al plano consciente, asumiendo lo que es racional; lógico, analítico y verbal.  En ese escenario se pueden tomar decisiones, reflexionar, elegir tus actividades y tus actos, razonar, analizar y sintetizar. La palabra consciente, darse cuenta, tiene aquí un significado literal: tú eres consciente de que utilizas tu espíritu para hacer algo. Se trata de comprobar cómo te influye y las consecuencias posibles para luego decidir (elegir) luego cómo actuar.

Recuerda que si no sabes como comenzar tu sólo, siempre puedes pedir ayuda a un profesional. A medida que lo vayas haciendo, te darás cuenta que cuando cambias tu forma de ver las cosas, las cosas cambiarán. Y de cómo la coherencia entre lo que deseas y lo que consigues es cada vez mayor.

¿Para qué es importante aprender a gestionar tus emociones?

Para poder ser tú el que conduzca tu carro de caballos. Porque si bien no sabemos con exactitud dónde se almacenan la actitud, la conciencia, las creencias, las decisiones o la experiencia, sí sabemos que se pueden cambiar. Y que cuando las cambias, lo que ves, sientes, piensas o decides hacer, también cambia.

En muchas ocasiones, hablar de emoción, especialmente en el entorno laboral, sigue siendo algo tabú, prohibido e incómodo. Estamos más acostumbrados a manejarnos en entornos que pretenden ser asépticos, que aspiran a quirúrgicamente extirpar el lado emocional de las situaciones. Pretenden y aspiran, que no logran. Tales intenciones nunca prosperan..

Científicamente se ha demostrado que las emociones no son de humo; que las emociones son del cerebro; que las emociones están y que no hablar de ellas, o no reconocerlas, no las hace desaparecer. Y también se sabe que una emoción no se evapora: si no se se acepta, sino que se reprime, saltará por los aires en un grado superlativo.

En mi experiencia he aprendido, vivido y logrado que es posible transformar la emoción.  Sabemos que para hacer determinadas acciones hay que estar en determinada emoción. Que hay una relación entre emoción y acción y por tanto, resultado. Que se puede transformar la manera de enfrentarse a una emoción.

Para avanzar es imprescindible conocer exactamente nuestra emoción. Detectarla y analizarla. Lo que es posible desde una determinada emoción es imposible desde la emoción contraria o inversa: si queremos reír, no podemos llorar a la vez. Por lo tanto, si queremos alcanzar el reto deseado se hace imprescindible conectar con la emoción adecuada que permite el cambio necesario. Cambio, crecimiento, aprendizaje y resultados son nuestro material de trabajo de cada día. Saber gestionar las emociones involucradas en cada momento nos permitirá avanzar hacia su aceptación y una vida plena desde la paz interior.

Esta es una relación básica entre emoción y acción. Las siete emociones que comparten tu vida, con sus utilidades y las acciones que provocan.

Después de leerla. ¿En qué emoción estás? Reconócela, acéptala sin juicios. ¿En cuál necesitas estar para alcanzar el objetivo?

Y ahora, ¿qué vas a hacer para generar esa emoción? Sí,  esa es tarea tuya. Si pensamos que la mayor responsabilidad de una persona es generar el contexto adecuado para que las cosas sucedan, en mi opinión el contexto emocional que la persona genere tiene un peso específico y es preciso abordarlo en profundidad.

EXPERIMENTA Y PRACTICA:

«Los grandes viajes empiezan con un primer paso» Lao Tse.

  1. Apunta durante una semana aquello que te produce bienestar o placer.
  2. Programa varias alarmas a lo largo de la semana para acordarte del reto.
  3. Agradece. Escríbelo y comparte. O haz fotos que refejen esos momentos especiales y crea un collage. O grábate en un vídeo contando en voz alta esos momentos que te hacen feliz. El resultado podría ser algo así como un imagen de tu propio inicio.
  4. Define ¿Cuál es tu propio reto ahora?

 

 

Codependencia.

 

Aunque se ha avanzado en el tema de las adicciones, a las sustancias, juego, trastornos de la alimentación… el tema de la ADICCION AFECTIVA no ha sido igualmente tratado.

Y sin embargo un gran porcentaje de personas consultan por problemas derivados de una dependencia afectiva que les impide establecer relaciones amorosas adecuadas.

El exceso de afecto, las adicciones afectivas pueden resultar tan impactantes en nuestra vida como la falta de amor, el abandono. La adicción afectiva es otra mas de las adicciones que padecemos frecuentemente.

El apego es adicción

Depender de la persona que se ama es una manera de despilfarrar la propia vida donde son regalados irracionalmente nuestro amor propio, el respeto por nosotros mismos e incluso nuestra esencia.

Entregarse al otro es un acto de cariño desinteresado, pero si en esa entrega está presente el apego, no es mas que una manera de rendirse por el miedo a perder lo bueno que tiene la relación. Siempre necesitamos a quien amamos, pero si esa necesidad se convierte en algo inhumano, en algo enfermizo, nos hace esclavos de ella, nos convertimos en un apéndice de la persona amada, no en un verdadero compañero.

Cuántas veces nos hemos escuchado a nosotros mismos decir frases como: «Mi existencia no tiene sentido sin ti». » Vivo para el» «Ella lo es todo para mi» »Si me faltaras me moriría» «Que haría yo sin ti» «Te necesito»…… declaraciones de amor que han brotado de nuestro corazón palpitante por comunicar afecto.

Realmente no son muestras de amor verdadero.

El amor no debe estar contaminado de adicción.

En algunos casos las personas se sienten incapaces de poner fin a una relación perjudicial. En otros el freno es la sensación de perdida o de abandono. No se resignan a la ruptura, permanecen inexplicablemente en una relación absurda. Otras personas se aferran a que aun le aman.

Mi propuesta es que una persona no debe esperar a desenamorarse para terminar la relación. Las personas adictas pueden aprender de la autogestión de sus emociones, para que aun necesitando «la droga», aprendan a pensarse capaces de autoliderarse aún con la urgencia de la adicción afectiva.

Puedes proponerte alejarte de ese placer momentáneo para disfrutar a medio plazo de una satisfacción mayor, liberandote de esa esclavitud.

Cuando un@ comienza a independizarse, descubre que lo que lo que sentías por el otr@ no era amor, sino una forma de adicción psicológica. Hay que liberarse de él o de ella sintiendo que lo quiere y comenzar a plantearse que de esta forma no le conviene.

 

Algunas personas sufren la necesidad de tener la seguridad de tener a alguien, aunque sea una compañia espantosa.

El deseo no es apego a querer algo con todas las fuerzas (eso no es malo) convertirlo en imprescindible, sí lo es.
Tener deseo no es estar apegado. Pero cuando no puedes dejar de tener lo que deseas, el sexo, el amor de tu pareja, la adulación o admiración de la misma, si entonces no lo tienes bajo control, es adicción.
Una persona apegada nunca estará preparada para la perdida, no entiende la vida sin su fuente de seguridad o placer. Si hay síndrome de abstinencia, hay apego. Y detrás de todo apego está el miedo.
Y el miedo esta originado por algo mas que aun está detrás. Si tienes miedo a deprimirte cuando te quedas solo, estarás apegado a quien te haga compañía…

Ser desapegado, no es ser indiferente

El Desapego es una manera sana de relacionarse con independencia, no posesividad y sin adicción.
La persona no apegada es capaz de gestionar sus temores al abandono, no considera que deba destruir la propia identidad en nombre del amor, pero tampoco promociona el egoísmo o la frialdad.
Desapegarse no es salir corriendo a buscar un sustituto afectivo, volverse un ser carente de toda ética. Una relación libre da paso a la ternura, deshaciéndose de la posesividad, de los celos y de cualquier emoción egoísta.
No podemos vivir sin afecto, pero sí podemos amar sin esclavizarnos. Una cosa es defender el lazo afectivo y otra ahorcarse con el.
El Desapego es la forma de amar sin miedo, sin miedo a estar solos, a que nos abandonen, a que nos engañen, a no poder tirar solos…..

A que puede uno estar apegado en su relación de pareja

El placer y el sentido de comodidad se mezclan para crear una súper droga de alta adicción que puede aparecer como bienestar, tranquilidad, diversión, engrandecimiento del ego a través de la pareja, confianza, compañía, soporte, apoyo emocional o simplemente presencia física.

  1. Apego a la seguridad/protección. «No soy capaz de hacerme cargo de mi mismo», estas personas necesitan alguien que se haga responsable de ellas. De ellas obtienen seguridad para enfrentar una realidad percibida como amenazante. Este es el apego mas resistente, se experimenta como cuestión de vida o muerte. Aquí se busca la supervivencia en estado puro, ni siquiera se busca el amor, ternura o sexo. Se busca la calma, se busca estar a salvo. Este tipo de apego tiene su origen en la sobreprotección de los padres en la niñez.
  2. Apego a la estabilidad. Este es el miedo al abandono. Prefieren mal matrimonio que una buena separación. Su único objetivo es mantener la unión afectiva a cualquier costo. Buscan confiar en que el otro no los abandonará y están dispuestos a pasar por alto temas como la infidelidad o el mal trato.
  3. Apego a los mimos y arrumacos, a las manifestaciones de afecto. Este es el terreno de los dependientes con baja autoestima. El objetivo es sentirse amado. Prefiero una separación con amor, a un matrimonio sin afecto. A todos nos gusta recibir amor, lo necesitamos, pero es distinto quedarse colgado a las manifestaciones de afecto, estar siempre pendiente de cuanto cariño nos prodigan para verificar si somos dignos de ser amados. Esto ocurre cuando alguien no se quiere a si mismo. El miedo a no ser amado se transforma en necesidad de ser amado. También entre las personas con baja autoestima, necesitan sentirse deseadas sexualmente por lo que enfatizan el cuidado personal o la estética. Para ellos funciona: Si soy deseable, soy querible.
  4. Apego a las manifestaciones de admiración. Cuando estas personas no se sienten valiosas, si alguien que les parece poderoso o seductor les demuestra admiración, el apego no tarda en llegar. Concretamente, una de las mayores causas de infidelidad es la búsqueda de admiración. Es muy habitual las parejas formadas por el, narcisista y maltratador que primero adula y aprecia las cualidades de su mujer atándola a si, para luego despreciarla y dañarla con agresiones físicas o verbales. Ella dice que sabe que es una pareja ideal pero que tiene brotes de mal humor. El proceso continua cuando el se arrepiente, vuelve a admirarla y a adular su ego para continuar la rueda de maltrato y desprecio.
  5. Apego al bienestar: sexo, tranquilidad o compañerismo. Este apego no es reconocido por la sociedad y por las personas como una adicción. Esta forma de dependencia es vista como normal por la cultura e incluso por la psicología. La utilización frecuente de estos estimulantes que nos aportan paz y camaradería diaria los convierte en potencialmente tóxicos. Hay cuatro formas de bienestar que pueden generar apego:
  6. Apego sexual. Encantador y fascinante para unos, angustiante, preocupante y desgarrador para otros.
  7. Apego a los mimos. El apego a los mimos, puede estar libre de todo apego sexual. La hipersensibilidad a los arrumacos pone en marcha una catarata de reacciones placenteras químicas en todo nuestro cuerpo que es difícil no quedar atrapados por los besos, los abrazos, la sonrisa y otras manifestaciones de afecto.
  8. Apego al compañerismo. Son personas sumamente apegadas cuyo principal enganche es la coincidencia de gustos e inclinaciones. La buena compañía los mantiene íntimamente unidos. No es fácil ser compañero, confidente y cómplice de la pareja pero si esto ocurre, la unión adquiere una solidez notable. Cuando una pareja apegada por la camaradería intenta separarse, el intento no suele prosperar porque hallar un sustituto afín es muy difícil.
  9. Apego a la convivencia tranquila y en paz, es de los mas apetecidos, sobre todo después de los cuarenta años. Hay una época en la vida en que estamos dispuestos a cambiar pasión por tranquilidad. Aunque si obtener la apreciada tranquilidad implica renunciar a los demás placeres y alegrías que el AMOR SANO me puede ofrecer, pensaría seriamente en revisar mi concepto de paz.
  10. La adicción al amor

Un adicto al amor es alguien que depende o se encuentra «enredado» con otra persona, o compulsivamente centrado en cuidar de ella. También denominado codependencia, no todos los codependientes son adictos al amor (existe una codependecia sana).

En lugar de desarrollar una intimidad madura, estos seres buscan enredarse, fundirse, permanecer completamente conectados con su pareja/relaciones, buscan situaciones de intensidad emocional que les mantengan vinculados.

La codependencia es una «enfermedad de inmadurez emocional», que nos incapacita para mantener una relación saludable con nosotros mismos, amarnos a nosotros mismos y en definitiva saber compartirlo con los otros.

El/la codependiente tiene grandes dificultades para ser una persona madura, responsable e independiente tanto en el plano emocional como en el material, mentao siente que por si mism@ no podría con la vida.

L@s codependientes, o bien tratan de controlar a los demás diciéndoles como deberían ser para complacerles y confortarles, o bien permiten que sea el otro quien les controle.

 

dependencia emocional

Solo que el que esté en control provoca respuestas negativas en el otro. Si quien controla, termina sintiendo su abandono y quien es controlado el agobio, brotan sentimientos de rencor, cólera.

Este es el modo que tenemos de liberar el abuso que estamos viviendo.

La salida a esta situación de enredo emocional no pasa por dejarse conducir por este tipo sentimientos negativos de rabia, reproche, abandono, escapismo….., sino mas bien en desengancharse de esa adicción, primero reconociéndola, después con la firme actitud de realizar unos cambios, estar dispuesto a sufrir el dolor de la abstinencia del ser del que dependemos para finalmente llegar a sanar esa relación o establecer otras alternativas.

Nuestra capacidad para afrontar la realidad se halla directamente relacionada con nuestra capacidad para tener una relación saludable con nosotros mism@s, lo que significa amarse a si mismo, protegerse, identificarse consigo mism@, cuidar de uno mismo y moderarse.

Vivir a partir de esa relación saludable y centrada, nos permite afrontar la realidad de quienes somos, quienes son los otros y cual es la realidad de nuestra situación actual. Desarrollar esas capacidades y percepciones constituye el núcleo de la recuperación de la codependencia.

Es notable comprobar que las personas codependientes tienen a la vez otras adicciones añadidas: al sexo, a la comida o a la anorexia, a derrochar dinero, comprar, al juego, alcohol, tabaco, drogas, pastillas…. En el fondo de todas ellas se encuentra la adicción al amor externo  y un amor propio auto-destruido. 

Abordar la adicción al amor externo puede ser emocionalmente muy desestabilizador debido a la resistencia y la negación a admitir el auto-engaño que rodean este estado de dependencia.

Es frecuente observar la relación adictiva entablada entre una persona centrada en la pareja y en la relación, mientras que la otra trata de evitar la conexión intima dentro de la relación, habitualmente a través de alguna clase de adicción. El primero es el adicto a amor y al segundo adicto a la evitación.

Encontramos entre las mujeres, más adictas al amor que entre los hombres, que suelen ser adictos a la evitación, pero esto puede ser intercambiable, e incluso aplicable no solo a relaciones románticas (hetero o no), sino padres hijos, compañeros, amistad….

Un adicto al amor presta demasiada atención al otr@ de manera obsesiva. Además sus expectativas con respecto al otr@ son irreales, idealizan. Y con tanta atención exterior, olvidan su propia atención, sobre todo olvidan valorarse a si mism@s, se han descuidado por completo.

El adicto al amor trae de la infancia una experiencia de abandono en el que no sintieron suficiente intimidad, de modo que no saben cómo vincularse con ellos mism@s. De adultos  puedes convertir esta etapa en LA MEJOR ETAPA DE TU VIDA es la mejor oportunidad que pueden ofrecerse a si mism@s.

A su vez buscan llenar ese hueco y se aferran a un ser que consideran más empoderad@  y del que finalmente dependen por terror a resultar abandonados.

Al principio e la relación, los adictos al amor se sientes bien, admiran a su pareja, lo idealizan y esperan ser rescatados, todo ello aunque el resultado es en detrimento de la relación en si mismo. A medida que los adictos al amor hacen esfuerzos cada vez mayores por manipular/controlar a la otra persona, de modo que sea el ideal que ellos esperan, experimentan repetidas decepciones porque absolutamente nadie puede llegar a satisfacer esos deseos insaciables, expectativas de largo sueño….

Entonces empiezan a sentirse mal en la relación hasta que su dolor les hace darse cuenta de que son incapaces de vivir sin su pareja ni con ella, de la misma forma. La tragedia es que los adictos al amor se sienten habitualmente atraídos hacia los adictos a la evitación, que tratan de evitar el compromiso y la intimidad saludable, y que centran su atención en adicciones exteriores.

A veces estas adicciones exteriores terminan por dominar la vida del evitador y es ahí cuando entra su pareja, una adicta al amor, a cuidarle.

Puesto que no pueden tolerar la idea de quedarse solas, permanecen en la relación y se ocupan de las cosas, pero…su rabia les hace convertirse en personas muy controladora y/o abusiva.

No pueden marcharse porque sienten el abandono, tampoco pueden quedarse y sentirse bien  (así no son rescatadas) sino que son ellas las cuidadoras. Porque lo que ella espera al establecer esta relación de dependencia con alguien que considera más poderos@, es ser cuidadas.

A menudo personas que se piensan a si mismas incapaces de realizar ciertas tareas que delegan en el otro, cuando están solas son perfectamente capaces de ocuparse de su vida con total independencia, tanto de asuntos financieros, como materiales o sociales. Pero mientras se hallan inmersas en la relación, su autoestima disminuye al punto de sentirse CASI incapaces de hacer su vida sin su apoyo.

Los ciclos emocionales de los adictos al amor.

Al principio de la relación, el adicto al amor conoce a alguien atractiv@, alguien que parece valérselas muy bien con sus cosas, que parece tener una gran valía (realmente no lo es, es alguien carenciado también). Cuando alguien dice que ha sido amor a primera vista o flechazo, no dudes de que se ha dado la química entre dos personas adictas al amor.

Cuando el adicto al amor empieza a desarrollar una relación con su adicto a la evitación, sus fantasías se disparan. El primero cree haber encontrado a su  brillante armadura y éste fantasea con haber encontrado esa súper persona que muestra sentimientos amorosos…

Ninguno mira en realidad al otro, sino una imagen que se han creado desde niños. También llamada adicción romántica.

La excitación es magnifica, al creer haber conseguido al ser de sus sueños. Entonces se produce el alivio de su dolor por no ser querido, ahora se siente valorad@ y llen@…y tambien dependiente…:((A

En cierta fase de la relación, el adicto al amor se da cuenta que el otr@ no resulta ser tan maravilloso como creía (nadie podría serlo), su decepción es grande. De nuevo siente la vieja compulsión de «enredar» al otro en busca de intensidad emocional que le vuelva a vincular con el, discusiones, reproches, escenas dramáticas, intentos de suicidio…

Tal vez agudice en este momento su obsesión por controlar al otro, saber donde se encuentra en todo momento, puede ponerse histéric@ al verse abandonad@, hablar con la familia…. controlar indirectamente, ponerse seductora, organiza viajes con su pareja, comenzar con relaciones extramatrimoniales. Con ello la relación se va haciendo cada vez mas tóxica. Todo eso es un comportamiento ofensivo que finalmente agota y termina por hacer fracasar la relación.

Ante tal comportamiento exagerado y agobiante, el adicto a la evitación agudiza su respuesta de huida, alejándose mas rápidamente y dando señales mas claras de que únicamente trata de distanciarse del adicto al amor.

En este punto, cuando el adicto al amor se da cuenta de que hay algo o alguien que es mas importante para el otro que la relación de pareja, la fantasía se transforma en una pesadilla. Ahora acude a su mente la imagen de la persona que le abandono o maltrató en la infancia.

Finalmente el adicto al amor acepta la realidad de que está abandonado de nuevo, entrando en un periodo en el que prescinde de que el otro le rescate, entrando en un periodo de abstinencia que puede ser muy intenso hasta que se produzca la recuperación.

Muchos regresarán a sus mecanismos de negación al sentirse tan desbordados por el dolor de prescindir del ser al que son adictos. Pero si continúan con su proceso de abstención, entraran a continuación en una fase de obsesión sobre como conseguir que el adicto a la evitación regrese o como desquitarse incluso elaborando minuciosos planes y poniéndolos en acción.

En ese estado, se siente maltratado por su pareja y a la vez se muestra abusivo con ella, ve todo lo que hace el otro con una luz negativa. Se obsesiona con una revancha, pero no llega a ver su comportamiento como ofensivo.

El adicto a la evitación.

Un adicto al amor y un adicto a la evitación se sienten mutua e inexorablemente atraídos el uno hacia el otro.

Esta atracción resulta increíble para un adicto al amor (¿quien mejor que un evitativo puede hacerte sentir abandonado?), pero se justifica en el sentido de que (en general) busca alguien con características similares al progenitor con el que estaba enredado en su infancia y del que no obtuvieron el amor que necesitaban, con la inocente pretensión de conquistar «esta vez» su cariño y aprobación y no su abandono o su maltrato.

Que los padres atiendan emocionalmente al hij@, es un flujo apropiado de la energía. Pero cuando la experiencia es la contraria, es decir que el hij@ alimenta emocionalmente a alguno de sus padres, esa es una relación de «enredo». A esos niños «enredados» o cogidos en la trampa se les agobia y son utilizados por la necesidad de mamá o de papá de tener compañía, atención y amor, los niños que se han visto envueltos en relaciones «enredadas» con un padre o su madre, son los que con mayor frecuencia se convierten en adictos a la evitación.

El adicto al amor no fue utilizado de este modo aliviador, sino que fue abandonado y dejado a solas. En el proceso de ser usado por quienes debieron atenderlo, el adicto a la evitación, quizás también se vió abandonad@, ya que mientras se ocupaba de cuidar de alguno de sus padres, no había allí nadie que se ocupara de cuidarlo propio.

 

Características del adicto a la evitación

  1. Se evaden intensamente en la relación, al crear intensidad en otras actividades, habitualmente fuera de la relación (suele tratarse de adicciones)
  2. Evitan el ser conocidos en la relación con objeto de protegerse a si mismos de la absorción y control por parte de la otra persona.
  3. Evitan el contacto íntimo con su pareja, para lo cual utilizan una variedad de técnicas de distanciamiento.

Los adictos a la evitación temen la intimidad porque están convencidos que se aprovecharán de ellos y se verían absorbidos y controlados por ella. Fueron absorbidos y controlados por la necesidad del otro, por la realidad del otro, por la existencia del otro y no desean pasar de nuevo por esa misma experiencia de la niñez que ahora les lleva a sentir que mayor intimidad traería mayor sufrimiento, para lo que se basan tanto en la experiencia con las personas que le cuidaron de niños como con sus parejas adictas amorosas.

Al mismo tiempo los adictos a la evitacion temen verse abandonad@s.

Puesto que no tuvo contacto en su niñez con otro ser que aliviara su dolor, temor y vacío de abandono, no aprendió que una relación puede aliviar una experiencia de abandono. El temor al abandono del adicto al amor, atrae al adicto a la evitación. (Un ser tan necesitado, no me abandonará fácilmente.)

Ambos tienen los mismos temores: intimidad y abandono.

El adicto a la evitación intenta mantener el nivel de intensidad en la pareja al mínimo, La intensidad de las relaciones la percibe como agobiante, así que evita la intimidad, poniendo su atención en distracciones, cosas ajenas a la relación, cualquier adicción le sirve, así no está disponible. En realidad lo que hace es abandonar al adicto al amor.

El adicto a la evitación no experimenta sensación de energía o vitalidad dentro de su pareja porque la mantiene a muy baja intensidad. Esta sensación de falta de energía dentro de su pareja no hace sino intensificar su sensación de abandono. Buscará fuera de la relación esa falta de intensidad que él mism@ ha provocado.

Evita ser conocid@ por el otro@ por su temor a ser usado, controlado o manipulado como lo fué en su infancia.

Se reserva informar, dar todos los datos, descubrirse por completo llegando incluso a falsificar o manipular la información que da, le hace parecer poco transparente o tramposo.

El evitador levanta muros que obstaculizan la relación: muros de cólera y temor, utilizan emociones fuertes para mantener a los demás a distancia. Muros de silencio, lo que le permite hablar lo mínimo. Muros de «madurez emocional», lo que le permite no mostrar nunca sus emociones. Muros de «amabilidad» hasta el punto de retener información sobre las dificultades en la relación.

¿Qué le impide a un@ evitador@ marcharse y convertirse en un ermitaño aislado?

Se lo impide el temor al abandono, unido a la adoración y admiración que recibe del adicto al amor, que le hace sentir a salvo y deseado.

El adicto a la evitación desea y necesita mantenerse en la relación y sentirse conectad@, pero de una forma protegida, debido al miedo que tiene a ser controlado y absorbido por el otro, por lo que intenta mantener el control con sus alejamientos, con el control del poder de decisión y/o con el dinero de la pareja.

Esa necesidad de mantener el control para no resultar invadid@, llega hasta hacerles trabajar duro para tener supremacía económica, también a evitar discusiones para no afrontar la lógica de las cosas o en otros casos también utilizan el poder físico, dando paso al maltrato.

Los ciclos emocionales del adicto a la evitación:

  1. Se siente atraído por la necesidad y vulnerabilidad del adicto al amor.
  2. Conecta con el adicto al amor por medio de la seducción.
  3. Se siente animado con la adulación del adicto al amor
  4. Se siente absorbido y controlado por la necesidad del otro.
  5. Abandona la relación por una adicción para aliviar el temor a ser absorbido.
  6. Ante el temor a sentirse abandonado o ante la culpabilidad, regresa a la relación o encuentra una nueva pareja.

La fase de recuperación

Existe un proceso de recuperación de las relaciones co-adictivas.

Lo mejor es que ambos miembros de la pareja participen en el proceso, pero si tan solo es uno quien lo hace, tendrá beneficios de todos modos para el otr@. Cuando la relación se vuelve tan tóxica que resulta insostenible, cuando alguien «empieza a afrontar» que las cosas no van bien, es el momento de entrar en este periodo de recuperación.

Reconocerse a uno mism@ como adicto emocional, no es agradable porque surge el dolor de la perdida. Prescindir de la conexión con alguien, por dolorosa que sea, prescindir de los momentos emocionales intensos, del entusiasmo, del alivio a una realidad intolerable, es algo doloroso. Sin embargo, este periodo es el de la posible recuperación de la relación más fructífero.

Además de prescindir de tu adicción emocional a la otra persona, también debes afrontar la supresión del resto de adicciones que pretendes te eliminen tu miedo al abandono.

Lograr superar al principio del proceso de recuperación alguna de esas adicciones complementarias, dará estabilidad para afrontar el proceso mas difícil de adicción que es la codependencia y estar preparado para experimentar la abstinencia.

 

Distanciarse de la relación.

Durante este periodo de abstinencia en el que enfrentas cualquier adicción, quizá sea una opción el distanciarse del otr@, desengancharse emocionalmente hasta que se sienta cierta recuperación de su independencia.

Además el/la adicto a la evitación necesita desengancharse de los arranques de intensidad que le surgen en su pareja cuando no está ausente y evadido en el resto de sus adicciones.

Distanciarse de la relación no significa necesariamente separarse o pedir el divorcio, aunque algunas parejas necesitan de una verdadera separación física. Tampoco significa que los miembros de la pareja elimine cualquier contacto entre sí.

Lo que deben eliminar es cualquier contacto que conduzca a un enfrentamiento, a la intensidad, a los sentimientos dolorosos o a tratar de afrontar los temas de la relación con el otro. Se procura mantener al mínimo las criticas, las bombitas de intensidad emocional, o la resolución de los grandes problemas de la casa o de la familia.

Utiliza un muro de amabilidad. Tratarse el uno al otro de forma muy agradable y dedicarse cada uno a sus propios asuntos, a su propio proceso y no criticar o tratar de mejorar el camino del otro. Alejarse de esos momentos de intensidad que sabe que se encuentran fuera de los limites permitidos.

Si el otro miembro de la pareja reanuda las hostilidades, no respondas directamente, ni siquiera para comentar que no debieran abordar cosas de este tipo. No discutas sobre nada que sea irritante.

Pasos para distanciarse:

  1. Bájate tu de la chepa del otr@, ocúpate de tus asuntos, deja de mirar hacia el/la otro.
  2. Evita los bombardeos de intensidad emocional como cólera, seducción, olvidos, silencios, haciéndote la victima, el desvalido o el protector, o lanzando cebo que puede enganchar al otro en discusiones y con la intención volver a conectar con el.
  3. Observa lo que le está sucediendo al otro para comprender como también esta inmerso en esta adicción.
  4. Obsérvate a si mism@ y a tu necesidad de volver a conectarte con el otr@ mediante apasionamiento y tu necesidad de responder a sus ataques o ironías.
  5.  No respondas a ningún bombardeo emocional.

 

Una relación estable

Después de haberse distanciado de alguien a quien ha sido adicto y haber pasado por su recuperación de la codependencia, habrás alcanzado un grado de madurez del que no disponía antes. Te instalas en el auto-liderazgo. Esta nueva madurez le permite vivir tu vida de un modo diferente. Sobre todo está mejorando tu relación contigo mism@. En una relación aceptablemente sana:

  1. Cada miembro de la pareja ve al otro de una forma realista y se muestra ante el otro tal cual es, presta atención, dice la verdad, pide lo que necesita y desea y se desprende del apego al resultado. Cada uno sabe que el otro no es perfecto y cometerá errores. Habrá situaciones injustas o abusivas, discusiones o tonos inapropiados pero lo afrontarán sin crear demasiada tensión, pudiendo reconciliarse de esas violaciones de los limites, sin sentimiento alguno de humillación.
  2. Cada miembro de la pareja asume la responsabilidad de su propio crecimiento personal. La recuperación aun continua y ninguno exigirá al otro como debe hacerlo o si lo esta haciendo mal, sino dejar que sea uno mismo quien determine su manera y ritmo.
  3. Cada miembro de la pareja asume la responsabilidad por permanecer en un estado adulto del ego. No se permiten caer en su viejo vicio infantil, el otro no es responsable de su carencia infantil. Si pide ayuda al otro no se haga la victima ni espere ser rescatado.
  4. Cada miembro de la pareja puede centrarse en encontrar soluciones a los problemas. Ambos se hacen cargo de los problemas que surjan, buscando una solución y acordando como actuar. Luego cada cual debe hacerse responsable de cumplir lo acordado. Lo peor que se puede hacer es utilizar un problema para sacar todas las quejas acumuladas y crear situaciones emocionales que son sean funcionales y practicas.
  5. Cada miembro de la pareja puede ser intimo con el otro y apoyarlo pero sin hacer el trabajo que debe hacer el otro, ni sacrificar las propias necesidades.

 

🔥 Y si de esta lectura surge alguna duda, cuenta conmigo!

 

Con amor y gratitud te mando un abrazo llena de entusiasmo y alegría.

Anna Beusam

 

9 técnicas para desactivar la culpa

 

“La grandeza consiste en aferrarte a un sueño, independientemente del entorno en el que vivas”

Anna BeuSam

9 técnicas efectivas para desactivar la culpa:

  1. Es útil utilizar técnicas de respiración y relajación muscular.
  2. En el momento en que te notes pesimista, concéntrate en las sensaciones físicas que tienes (dificultad para respirar, tensión muscular, dolor en el vientre…) para conocerlas y tenerlas identificadas.
  3. Escucha tus pensamientos y todo lo que estás diciendo sobre ti mism@ en este momento.
  4. Reflexiona sobre esos pensamientos negativos: qué están diciendo de ti, hasta qué punto son ciertos o impuestos por otros, qué función cumplen…
  5. Aprende a responder a la crítica. La manera de hacerlo es buscar una frase que te sirva para mostrar tu comprensión con esos pensamientos que nada tienen que ver con tu deseo de vivir en paz. Basta con algo tan sencillo como decirse mentalmente  “Gracias por estar aquí, siguiente…» ó  «Gracias me he dado cuenta…»
  6. Practica el parar esos ataques antes de que hagan verdadero daño, así que insiste aunque en un primer momento las críticas persistan. Verás como en poco tiempo aprendes a gestionarlas.
  7. Piensa en el coste que pagas por escuchar los ataques de tu crítica.
  8. Haz una lista de las formas en las que tener una autoestima baja haya afectado a tus relaciones, rendimiento, felicidad…
  9. Haz una frase resumen que una tus críticas negativas y lo que has pagado por ellas.

Por ejemplo, si tu crítica te dice que no eres lo suficientemente bueno para mantener una relación y eso te ha costado perder a alguna persona, apunta una frase como “No me puedo permitir pensar que no soy bueno para mantener una relación. Eso me ha costado perder a mi última pareja”.

Sólo con evaluar su coste, la crítica suele perder poder. Utiliza esas frases que has redactado para acercarte amablemente a la crítica cada vez que te ataque y date permiso para responder afirmativamente desde tu valía.

 

Por si deseas ir un poco más allá…prueba con estos 2 cultivos:

 

Cultivo 1: «Vivir consciente durante una semana»

Todo lo material (posesiones y bienes) tiene origen en lo inmaterial (pensamientos y emociones).

¿Somos conscientes de cómo vivimos y hacemos las cosas? ¿Vives de verdad y con plenitud… o por el contrario huyes de la vida?

Te quiero plantear un ejercicio muy muy difícil 😉 ¡disfrutar de la vida! Parece contradictorio, ¿verdad? Todos queremos disfrutar, todos buscamos placer, alegría, felicidad… pero somos los primeros en alejarnos de ella. ¿Pero cómo hacerlo? En realidad, siendo conscientes de cada cosa que realicemos en nuestro día a día. Si comes, sólo come, saborea cada bocado. Si respiras, toma un respiro consciente, nota cómo el aire sale y entra a través de tus pulmones. Apreciar para agradecer!

  1. Al menos una vez al día elige una actividad habitual que realices (comer, descansar, nadar, pasear, ducharte, trabajar) y presta atención a los pequeños detalles.
  2. Piensa en qué está en tus manos para hacer esa actividad con placer, con gusto, con amor, con conciencia.
  3. Después anota esa actividad que has vivido a conciencia y añade la emoción o sensación que te ha producido realizarla de forma diferente.

Procura que cada día sea una actividad nueva, y además realizar el ejercicio al menos 5 días durante durante una semana. Si te quedas a medias y no avanzas todo lo que deseas. Si  quieres mejorar la constancia es posible que te interese esta programa ¿Cuál es entonces el reto? Que vivamos al menos una semana con plenitud y sin prisas.

Seamos conscientes de todo: desde que nos levantamos hasta que nos acostamos.

Observemos  lo que nos ocurre:

  • ¿Cómo estoy sentado mientras leo esto? Mi postura, mi cuerpo, la respiración
  • ¿Qué pensamientos me dicen que tengo que correr, cómo me hablo por dentro?
  • ¿Me estoy dando algún tipo de órdenes mentales?
  • ¿Qué dejo de hacer por seguir las normas (mías o impuestas por otros)?
  • ¿Qué miedos pequeños y casi invisibles hay detrás de cada acción que realizo?
  • ¿Qué pasa si hago las cosas de otra manera?
  • ¿Cuál es MI manera de hacer las cosas?
  • ¿Cómo me gustaría a mí respirar, moverme, comer, hacer deporte, hablar, mirar…?

 

Vivir con consciencia cada momento de nuestra vida. No se trata de poner nuestra mente en blanco como un monje zen, no es tan sencillo y probablemente no es lo más necesario. Lo que nos falta a la mayoría que vivimos en las grandes ciudades y en la sociedad occidental es apreciar la vida. ¿Te acuerdas de lo que comiste ayer, y anteayer? ¿Qué ropa llevabas el jueves pasado? ¿Cómo respirabas ayer de camino al trabajo? Aprovechemos para ser felices, para darnos cuenta de cosas sencillas y a la vez sensacionales que la vida nos está regalando… como respirar, comer, movernos, hacer deporte, nadar, pasear, sentir, amar.

Cultivo 2: Crea » tu yo futuro «

En este ejercicio vamos a jugar, a ser creativos, a usar nuestra imaginación. Vamos a dejar de ser críticos y realistas y soñemos por un momento.

  1. Crea a tu personaje yo-futuro. Ponle nombre (tuyo o no necesariamente).
  2. Escribe cuál es su forma de pensar, de actuar, qué cosas le gusta hacer, cómo viste, dónde y con quién vive, si tiene pareja o hijos, a qué se dedica, cuántas horas trabaja y en qué lugar (si es que trabaja, claro), si no trabaja qué hace en su día a día. Si viaja, a dónde. Cómo se alimenta, qué tipo de ejercicio hace. De cuánto dinero dispone. Qué hobbies tiene. Cómo es su crecimiento personal, qué lee. Etc.
  3. Para hacerlo más fácil, te recomiendo describir en cada una de las áreas la vida de ese personaje yo-futuro.
  4.  La única condición es que no pienses en cómo conseguiría ese personaje lo que tiene en su vida. Sino en el qué. Ya llegaremos al cómo, ya volveremos a la realidad para quitar aquello que no es posible.

Este personaje puedes ser tú mismo en unos años, o meses, o alguien parecido a ti… pero lo ideal es que sea un personaje y tenga un nombre, no necesariamente el tuyo.

A veces nos ayuda distanciarnos y crear a un personaje que no tiene que ver con nosotros, porque así no nos sentimos limitados por nuestra propia mente. A veces, al  escribir te puede parecer que estás muy alejada de tu realidad.

 

Y aquí me despido, espero te haya resultado interesante y sobre todo practico, es muy importante experimentar más que pensar, por eso te invito a pasar a la práctica.

🌟 Y si de esta lectura surge alguna duda, cuenta conmigo! 

 

Hablamos pronto, ¡deseo que tengas un día genial lleno de abundancia, amor y paz interior!

Te abrazo con gratitud,

Anna BeuSam

Como fortalecer tu confianza

Fortalecerás tu confianza:

te sentirás seguro de ti y de tus capacidades

 

La confianza en uno mismo es como un superpoder que todos poseemos en mayor o menor medida. Cuando confiamos en nosotros mismos, somos capaces de enfrentar desafíos con valentía, tomar decisiones con determinación y perseguir nuestros sueños con convicción. Sin embargo, a veces esa confianza puede tambalearse, y es importante saber cómo fortalecerla para mantenernos firmes ante las adversidades de la vida.

Conoce tus fortalezas y puntos de mejora

El primer paso para fortalecer tu confianza es conocerte a ti mismo. Tómate el tiempo para reflexionar sobre tus fortalezas y puntos de mejora. Reconoce tus talentos y habilidades, pero también sé honesto contigo mismo acerca de las áreas en las que necesitas mejorar. Al tener una comprensión clara de quién eres y qué puedes ofrecer, te sentirás más seguro al enfrentar cualquier situación.

Aquí tienes una guía práctica para descubrir tus fortalezas y áreas de mejora :

  1. Reflexiona sobre tus logros pasados: Tómate un momento para recordar tus éxitos y logros, grandes o pequeños. ¿Qué habilidades o cualidades personales te ayudaron a alcanzarlos? Reconocer tus triunfos pasados ​​te dará pistas sobre tus fortalezas actuales.
  2. Pide retroalimentación a personas de confianza: Pregunta a amigos, familiares o colegas cercanos sobre tus puntos fuertes y áreas de mejora. A menudo, quienes nos rodean tienen una perspectiva diferente y pueden ofrecer información valiosa sobre nuestras cualidades.
  3. Haz una lista de actividades que disfrutas: Piensa en las actividades que te hacen sentir emocionado, comprometido y realizado. ¿Qué aspectos de estas actividades te atraerán? Identificar lo que disfrutas puede revelar tus intereses y pasiones, que a menudo están relacionados con tus fortalezas.
  4. Realiza pruebas de evaluación de personalidad: Explora pruebas de evaluación de personalidad en línea o libros que te ayudarán a comprender mejor tu estilo de pensamiento, tus preferencias y tus tendencias naturales. Estas herramientas pueden proporcionar información útil sobre tus fortalezas innatas.
  5. Observa cómo te enfrentas a los desafíos: Reflexiona sobre cómo reaccionas ante los desafíos y obstáculos en tu vida. ¿Te sientes más cómodo resolviendo problemas prácticos o trabajando en equipo para encontrar soluciones creativas? Observar tus respuestas te ayudará a identificar áreas donde podrías mejorar.
  6. Acepta la retroalimentación constructiva: Está bien reconocer que todos tenemos áreas en las que podemos crecer. Acepta la retroalimentación constructiva con una mente abierta y utilízala como una oportunidad para aprender y mejorar.

Recuerda, conocer tus fortalezas y áreas de mejora es un proceso continuo. ¡Celebra tus éxitos y trabaja en mejorar cada día!

 

Fija metas alcanzables

Establecer metas realistas y alcanzables es fundamental para fortalecer tu confianza. Divide tus objetivos en pasos más pequeños y alcanzables, y celebra cada logro, por pequeño que sea. Esto te ayudará a mantener la motivación y sentirte seguro de que estás progresando en la dirección correcta.

Acepta los fracasos como parte del aprendizaje.

Todos experimentamos fracasos en algún momento de nuestras vidas, y es importante no dejar que estos fracasos minen nuestra confianza. En lugar de verlos como obstáculos insuperables, concédeles el valor que merecen como oportunidades de aprendizaje. Reflexiona sobre lo que salió mal, extrae lecciones de la experiencia y utilízalas para crecer y mejorar en el futuro. Recuerde que incluso los errores más grandes pueden ser la clave para alcanzar el éxito.

Cuida tu cuerpo y tu mente

El bienestar físico y mental juega un papel crucial en nuestra confianza. Asegúrate de cuidar tanto de tu cuerpo como de tu mente. Mantenga una dieta equilibrada, haga ejercicio regularmente y asegúrese de dormir lo suficiente. Además, practica técnicas de relajación y mindfulness para reducir el estrés y mantener una mente tranquila y concentrada. Cuando te sientes bien contigo mismo física y mentalmente, es más fácil confiar en tus capacidades.

Rodéate de personas que te apoyen

El entorno en el que nos encontramos puede tener un gran impacto en nuestra confianza. Rodéate de personas que te apoyen y te animen a alcanzar tus metas. Busca el consejo y la retroalimentación de personas de confianza que crean en ti y en tu potencial. Evita a aquellos que constantemente te critican o te desaniman, ya que su negatividad puede socavar tu confianza.

Practica el autocuidado y la autocompasion

La autoestima y la confianza están estrechamente relacionadas con la forma en que nos tratamos a nosotros mismos. Practica el autocuidado y la autocompasión, tratándote con amabilidad y comprensión en lugar de ser duro contigo mismo. Reconoce tus logros y celebra tus éxitos, por pequeños que sean. Date el permiso para cometer errores y aprende a perdonarte a ti mismo cuando lo hagas. Al cultivar una relación positiva contigo mismo, fortalecerás tu confianza de manera significativa.

Visualiza el éxito

La visualización es una herramienta poderosa para fortalecer la confianza. Tómate el tiempo para visualizar tus metas y objetivos como si ya los hubieras alcanzado. Imagina cómo te sentirías, qué verías y qué harías en ese momento. Esta práctica te ayudará a crear una imagen mental positiva de ti mismo y a reforzar tu creencia en tus capacidades para lograr lo que te propongas.

Aquí tienes una guía práctica sobre cómo visualizar el éxito:

  1. Encuentra un lugar tranquilo: Busca un espacio donde puedas estar tranquilo y sin distracciones. Puede ser en tu habitación, en un parque o en cualquier lugar donde te sientas cómodo y relajado.
  2. Relájate y respira profundamente: Toma unos minutos para relajar tu cuerpo y tu mente. Respira profundamente, inhala lentamente por la nariz y exhala por la boca. Esto te ayudará a calmar tu mente ya entrar en un estado de relajación.
  3. Visualiza tu objetivo: Cierra los ojos y visualiza claramente tu objetivo. Imagina que ya has alcanzado lo que deseas. Visualiza los detalles: ¿Estás dónde? ¿Qué estás haciendo? ¿Cómo te sientes? Trata de imaginar la escena lo más vívidamente posible.
  4. Usa todos tus sentidos: A medida que visualizas tu éxito, utiliza todos tus sentidos. Imagina cómo se ve, suena, huele, sabe y se siente alcanzar tu objetivo. Siéeeentelo! Cuanto más realista sea tu visualización, más poderosa será.
  5. Mantén una actitud positiva: Mientras visualizas tu éxito, mantén una actitud positiva y optimista. Cree en ti mismo y en tu capacidad para alcanzar tus metas. Visualiza el éxito como algo inevitable y alcanzable.
  6. Visualiza los obstáculos y cómo los superas: Es importante también visualizar los obstáculos que puedan surgir en tu camino hacia el éxito. Imagina cómo los superas con determinación y creatividad. Visualiza cómo te adaptas y sigues adelante a pesar de los desafíos.
  7. Practica regularmente: La visualización es una habilidad que se desarrolla con la práctica. Dedica unos minutos cada día a visualizar tu éxito. Cuanto más prácticas, más efectiva será tu visualización.
  8. Agradece: Al final de tu visualización, tómate un momento para expresar gratitud por el éxito que has visualizado. Agradece por la oportunidad de alcanzar tus metas y por todo lo bueno que ya tienes en tu vida.

Recuerda que la visualización es una herramienta poderosa para manifestar tus deseos y alcanzar el éxito. ¡Sigue practicando y creyendo en ti mismo, y verás cómo tus sueños se hacen realidad.

 

Ponte en acción

Por último, y quizás lo más importante, es poner en acción todo lo que has aprendido. La confianza no viene de la noche a la mañana, sino que se construye con el tiempo a través de la práctica y la experiencia. No tengas miedo de salir de tu zona de confort, enfrenta nuevos desafíos y persigue tus sueños. Con cada paso que des, te sentirás más seguro de ti mismo y de tus capacidades.

En resumen, fortalecer tu confianza es un proceso continuo que requiere autoconocimiento, autocompasión y acción. Al conocer tus fortalezas, fijar metas alcanzables, aceptar los fracasos como oportunidades de aprendizaje, cuidar tu cuerpo y tu mente, rodearte de personas que te apoyen, practicar el autocuidado y la visualización, y poner en acción tus sueños, te sentirás seguro de ti. mismo y de tus capacidades, listo para enfrentar cualquier desafío que la vida te presente. ¡Confía en ti mismo y alcanza tu máximo potencial!

Práctica en tu DIA A DIA, para Fortalecer la Autoafirmación:

  1. Identifica una creencia limitante: Piensa en una creencia negativa sobre ti mismo que te haya estado frenando o limitando en algún aspecto de tu vida. Por ejemplo, podría ser «No soy lo suficientemente bueno para este trabajo» o «No soy lo suficientemente inteligente para estudiar esta materia».
  2. Reescribe la creencia: Transforma esa creencia negativa en una afirmación positiva y empoderadora. Por ejemplo, podrías reescribir «No soy lo suficientemente bueno para este trabajo» como «Tengo las habilidades y la experiencia necesarias para tener éxito en este trabajo».
  3. Práctica de la autoafirmación: Durante una semana, todos los días, repite tu nueva afirmación frente al espejo por la mañana y por la noche. Concéntrate en decirlo con convicción y seguridad, como si ya fuera una verdad absoluta.
  4. Observa tus pensamientos y sentimientos: Mantén un diario donde registres cómo te sientes al repetir tu afirmación cada día. Presta a cualquier cambio en tu estado de ánimo, tu nivel de confianza y tu percepción de ti mismo.
  5. Acepta el desafío: Durante la semana, también ponte a prueba enfrentando situaciones que desafíen tu creencia limitante. Por ejemplo, si crees que no eres lo suficientemente bueno para un trabajo, postúlate para él o realiza una tarea que normalmente evitarías por miedo al fracaso.
  6. Reflexiona sobre tu experiencia: Al final de la semana, tómate un tiempo para reflexionar sobre tu experiencia. ¿Has notado algún cambio en tu nivel de confianza? ¿Cómo te tiene sentido al desafiar tu creencia limitante? ¿Has notado algún cambio en tu comportamiento o tus acciones?

Esta práctica experiencial te ayudará a desafiar y reemplazar creencias limitantes con afirmaciones más positivas y empoderadoras. A medida que te comprometas con el proceso y observes los cambios en tu pensamiento y comportamiento, fortalecerás tu confianza en ti mismo y en tus capacidades para alcanzar tus metas y aspiraciones.

Libro de la semana

«El Poder de la Confianza» de Brian Tracy ofrece una perspectiva clara y práctica sobre cómo fortalecer la confianza en uno mismo para alcanzar el éxito y la felicidad. Tracy proporciona herramientas efectivas y estrategias concretas que permiten a los lectores desarrollar una mentalidad segura y positiva. Su enfoque inspirador y directo hace que este libro sea una lectura imprescindible para aquellos que desean desbloquear su potencial y lograr sus objetivos.

ENLACE A AMAZÓN

Cómo mejorar la relación contigo y potenciar tus conexiones con los demás

amarse para relacionarse mejor

Mejorarás la relación contigo: y en consecuencia con los demás

 

La relación que tenemos con nosotros mismos es la base de todas nuestras interacciones con el mundo que nos rodea. Cuando nos sentimos seguros, valorados y en paz con quienes somos, irradiamos esa misma energía en nuestras relaciones con los demás. Mejorar esta relación interna no solo nos beneficia a nivel personal, sino que también tiene un impacto positivo en nuestra conexión con los demás.

Practica la autoaceptación

El primer paso para mejorar la relación contigo mismo es practicar la autoaceptación . Reconoce y acepta tus fortalezas, debilidades, virtudes y defectos. Nadie es perfecto y está bien tener imperfecciones. Aprende a amarte a ti mismo tal como eres en este momento, con todos tus matices y peculiaridades. Cuando te aceptas a ti mismo, te vuelves más compasivo y comprensivo con los demás.

Cuida tu diálogo interno

El diálogo interno es la voz que constantemente nos habla en nuestra mente. A menudo, esta voz puede ser crítica y negativa, llenándonos de dudas e inseguridades. Aprende a reconocer y desafiar esos pensamientos negativos. Cultiva un diálogo interno más compasivo y talentoso , como lo harías con un amigo querido. Habla contigo mismo con amabilidad y apoyo, y verás cómo tu relación contigo mismo mejora significativamente.

Haz del autocuidado una prioridad

El autocuidado es fundamental para mantener una buena relación contigo mismo. Dedica tiempo a cuidar tu cuerpo, mente y espíritu. Prioriza el descanso, la nutrición adecuada, el ejercicio regular y la práctica de actividades que te llenen de energía y alegría. Cuanto más te cuidas a ti mismo, más amor y respeto tienes por ti mismo, lo que se refleja en tus interacciones con los demás .

Establece límites saludables

Una parte importante de tener una buena relación contigo mismo es aprender a establecer límites saludables . Aprende a decir «no» cuando sea necesario ya priorizar tu bienestar emocional y mental. Establecer límites claros te permite protegerte de situaciones o personas que te hacen daño, y te permite dedicar tiempo y energía a lo que realmente importa para ti.

Practica la gratitud y la autocompasión

La gratitud y la autocompasión son poderosas herramientas para mejorar la relación contigo mismo. Cultiva un sentido de gratitud por las bendiciones y las lecciones de la vida, incluso en los momentos difíciles. Aprende a tratarte con amabilidad y comprensión cuando te enfrentas a desafíos o errores. Reconoce tu propia humanidad y permite que la autocompasión te guía en tu viaje hacia el crecimiento personal .

Busca apoyo cuando lo necesites

Nadie puede navegar por la vida completamente solo, y buscar apoyo cuando lo necesita es una señal de fortaleza, no de debilidad. No dudes en pedir ayuda a amigos, familiares, terapeutas o cualquier otra persona en la que confíes cuando te encuentres luchando. Todos necesitamos apoyo en algún momento u otro, y recibirlo puede fortalecer tu relación contigo mismo y con los demás.

Cultiva la empatía y la compasión.

Finalmente, cultiva la empatía y la compasión tanto hacia ti mismo como hacia los demás. Reconoce que todos estamos haciendo lo mejor que podemos con los recursos y las experiencias que tenemos. Practica ponerse en el lugar del otro y tratar a los demás con la misma amabilidad y compasión que te gustaría recibir. A medida que te relacionas más amorosamente contigo mismo, también lo harás con los demás .

En resumen, mejorar la relación contigo mismo es el primer paso hacia relaciones más saludables y satisfactorias con los demás . Practicando la autoaceptación, cuidando tu diálogo interno, priorizando el autocuidado, estableciendo límites saludables, practicando la gratitud y la autocompasión, buscando apoyo cuando lo necesites y cultivando la empatía y la compasión, puedes crear una base sólida para relaciones más amorosas y significativas en tu vida. Recuerda, el amor propio es el nacimiento sobre el cual se construyen todas nuestras conexiones con el mundo que nos rodea .

Práctica Experiencial para mejorar la relación contigo:

  1. Prepara tu diario: Consigue un cuaderno o una libreta especial para esta práctica. Puedes decorarlo y personalizarlo según tus gustos y preferencias.
  2. Tiempo dedicado: Elige un momento del día en el que puedas dedicar unos minutos a esta práctica de manera regular. Puede ser por la mañana al despertar o por la noche antes de irte a dormir.
  3. Gratitud diaria: Dedica unos minutos cada día a escribir tres cosas por las que te sientas agradecido en ese momento. Pueden ser grandes o pequeñas cosas, desde un momento de felicidad hasta un gesto amable de alguien.
  4. Autocompasión: Después de escribir tus agradecimientos, tómate otro momento para reflexionar sobre algún desafío o dificultad que hayas enfrentado durante el día. Reconoce tus emociones y permítete sentir lo que necesitas sentir. Luego, escribe una frase de autocompasión que te recuerda que eres humano y que estás haciendo lo mejor que puedes.
  5. Revisión semanal: Al final de cada semana, tómate un tiempo para revisar tus entradas en el diario. Observa cómo te tiene sentido a lo largo de la semana y cualquier patrón que puedas identificar en tus pensamientos y emociones.
  6. Ajustes según sea necesario: Si notas que ciertos aspectos de la práctica no están funcionando para ti, siéntete libre de ajustarla según tus necesidades. Lo importante es que te sientas cómodo y que la práctica te ayude a fortalecer tu relación contigo mismo.

Esta práctica experiencial te ayudará a cultivar la gratitud y la autocompasión en tu vida diaria, fortaleciendo así tu relación contigo mismo y mejorando tu bienestar emocional.

Práctica vivencial para fortalecer tus conexiones con los demás:

  1. Practica la empatía: Esfuérzate por comprender las experiencias y emociones de los demás y muestra empatía hacia ellos. La empatía puede fortalecer tus relaciones y fomentar un sentido más profundo de conexión y comprensión mutua.
  2. Fomenta la comunicación abierta: Sé honesto y abierto en tus interacciones con los demás. Comparte tus pensamientos, sentimientos y necesidades de manera clara y respetuosa, y anima a los demás a hacer lo mismo contigo.
  3. Muestra aprecio y reconocimiento: Expresa gratitud y aprecio por las personas importantes en tu vida de manera regular. Reconoce sus contribuciones y muestra tu gratitud por su presencia y apoyo.
  4. Sé auténtico: Sé fiel a ti mismo en tus relaciones y no temas ser vulnerable ante los demás. La autenticidad puede fortalecer tus conexiones y construir relaciones más sólidas y significativas.

Al cultivar una relación saludable contigo mismo y fortalecer tus conexiones con los demás, estás dando pasos importantes hacia una vida más plena y satisfactoria. ¡Recuerda que cada pequeño paso cuenta y que juntos podemos construir una comunidad más conectada y compasiva!

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